Cuando es imposible...
Cuando en el Villamarín se cantaba '¡Qué bonitos, qué bonitos son los goles de Alfonsito!' el Betis ganaba muchos partidos. Este Betis, el Betis de ahora, intenta hacer un fútbol muy bonito, que hay que agradecer, pero al final si no tienes premio todo se va al garete. Y sin ganar, lo que el Betis hace tiempo que no hace, el fútbol es feo. Pero el bético, muchos béticos, se fueron felices a casa a pesar de la derrota. La imagen vale, el rival tampoco ayudó, pero son 18 puntos. Setién tiene vida, el Betis tiene vida, pero en Málaga el fútbol bonito debe ser fútbol de tres puntos.
Porque que el Betis le gane a este Atlético parece un imposible. No ahora, sino en los últimos años. El Atlético jugará muy mal, Simeone será pésimo, pero ahí están: no pierde nunca. Y gana cada vez que visita el Villamarín. Esta vez se encontró a un buen rival que se diluyó con los minutos, cuando las fuerzas, y el fútbol que tiene, comenzaron a fallar.
Quien suele ver a este Atlético debía estar prevenido. Porque este Atlético es así. La salida en tromba del Betis, con buen fútbol, presión y velocidad de balón se quedaba en nada si no los goles no aparecían. Con otro rival la historia hubiera sido favorable para el Betis, pero este Atlético es así. No está, pero sí está. No ataca, pero sí marca goles. Parece que sufre en defensa, pero está muy cómodo. Con dos portentos como Savic y Godín, más la ayuda de los cuatro medios, al Betis no le quedaba más remedio que encontrar un gol pronto para soñar. No llegó.
Boudebouz, el mejor cuando juega como enlace, se queda ante Oblak, pero su disparo con la derecha fue demasiado fácil para la muralla eslovena. Una jugada que levantó a los béticos de sus asientos, porque es sencillo que estén alegres. Jueguen bien al fútbol y, sobre todo, ganen. El Betis tocaba al ritmo de Guardado, Boudebouz hacía de los suyas y Barragán estuvo cerca de batir a Oblak tras una falta de Joaquín.
Pero el lateral se olvidó de ser lateral por un segundo y el Atlético no perdona. Le basta con medio segundo para marcar, una jugada que no parecía nada y que fue todo. Un centro mordido de Vrsaljko, entre Adán y los centrales dudan y el balón queda muerto en el segundo palo. Ahí no estaba Barragán. Ahí sí estaba Saúl.
Pero el fútbol es así y el bético agradeció el esfuerzo, esta vez sí, de los suyos. El gol dolió en el campo, menos en la grada, y pudo ser peor tras un error de Fabián que dejó a Correa solo ante Adán. Apareció Feddal desde lejos y asustó al argentino. El Atlético estaba en su salsa, con ayudas múltiples y el Betis comenzó a ahogarse por dentro. Hacía falta un empujón para no volver a perder. Porque merecido o no, el Betis se fue al descanso otra vez por debajo en el marcador.
Arreón sin fuerza ni ideas
El empujón llegó desde la grada, siempre con los suyos, a pesar de la pésima racha y humillantes derrotas. El Villamarín es una olla a presión cuando todos van a una. La pena fue que el rival no estaba por la labor de provocar una fiesta. Un porterazo como Oblak sacó una de esas manos que pocos porteros pueden sacar. Ese disparo de Tello...
Aunque esté mal, Simeone vio que el Betis revive ante su gente y decidió parar el partido. Giménez por Correa. No hubo más Atlético en ataque, tampoco lo necesitaba. El Betis tocó y tocó y los huecos no aparecían ni queriendo. Boudebouz ya no tenía el físico del inicio, Godín sabía asustar a todo el que pasaba por allí y el partido se iba muriendo.
Guardado se fue lesionado y Camarasa dio un paso atrás al equipo en fútbol. No tiene la culpa pero esto es el Betis. Y como es el Betis, esta racha de malos resultados hay que pararla ya. Con toque o sin toque, con fichajes o sin fichajes. Con Setién o sin Setién. Por muchos toques que des lo importante es ganar. Y el Betis hace mucho tiempo que no gana.
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