El Villamarín presenta sus respetos a Messi

Resulta complicado comprender cuál hubiera sido el trabajo ideal de Leo Messi, vagando entre el mundo del fútbol y la enseñanza. El astro argentino volvió a ofrecer en el Benito Villamarín una clase maestra de cómo se juega a este deporte, exprimiendo las carencias del Real Betis y demostrando el por qué resulta casi imposible pararle. 

El ariete se coronó por enésima vez como el mejor jugador del partido, a pesar de jugar andando durante tres cuartos de choque. Una actuación que parecía oscurecerse con la valía defensiva del conjunto bético en la primera mitad pero que más allá de ocultar su juego, lo destapó. Messi se marchó del feudo bético con un doblete imposible para las manos de Adán, que lo postula más si cabe como el pichichi de la competición.
Unos números que no dejaron indiferente a la hinchada bética que, entre gestos de respeto y cordialidad, se puso de pie para ovacionar la actuación del argentino. El éxtasis del respetable llegó con una jugada del ariete en la segunda mitad, donde bajó hasta su propio campo para coger la pelota y marcharse en una acción done estuvo rodeado hasta de cinco rivales, en una jugada que de haber culminado con gol hubiera sido una de las mejores del campeonato. Un encuentro en el que Messi volvió a demostrar por qué es un futbolista llegado de otro planeta y que también refrendó el señorío de la afición verdiblanca reconociendo la actuación del rival.