¡EuroBetis!

Pues sí, créanselo, abran los ojos. El Betis vuelve a ser EuroBetis. Otra vez. Sí, otra vez. Cinco años después, tras pasar por unos de los años más malos de su historia, ha vuelto. Y el bético quiere que haya vuelto para quedarse entre los grandes, no sólo de España, sino también en Europa. Un líder, un estilo, un entrenador, una plantilla. Y una afición que ahora sí disfruta de verdad.

Y costó llegar a la victoria. Mucho, muchísimo. Pero esa paciencia del Betis le está llevando al éxito, a sumar ocho jornadas sin perder, con siete triunfos. A cantar Lorenzo Serra Ferrer en la grada como el Mesías de este Betis. A elogiar a Quique Setién, que ya es un maestro para el beticismo. A abrazar a los jugadores como reyes. Y al club, que ha cambiado. Vaya si hay cambiado. Pero aún tiene que cambiar más y hacer de verdad un Betis campeón. Para los béticos.
La primera parte del Betis recordó a ese Betis sin Bartra. Y es que realmente Bartra no jugó y vaya si lo notó el Betis. Mal en defensa, con Junior de central sufriendo con En-Nesyri y Success, con Amat de libre extraño y casi nunca haciendo bien la línea del fuera de juego. Tampoco en ataque es que el Betis fuera una delicia. Joaquín no apareció, Boudebouz estuvo impreciso y Fabián lento de ideas. Aquel Betis de la época anterior a Bartra. 
Pero aún así este Betis tiene mucha calidad y en cualquier jugada te puede formar un lío. Un centro de Durmisi llegó a los pies de Barragán, de lateral a lateral, y el sevillano mandó el remate al larguero. Fue un aviso del peligro ofensivo del Betis, que tampoco dio mucho más. Porque el Málaga, muerto deportivamente, tiene fuerza arriba y velocidad. En-Nesyri descubrió las carencias de Amat en una carrera para presentarse ante Pedro y batir al portero canterano.
La grada, que ya se estaba oliendo una noche complicada, decidió que era el momento de animar más que nunca, de dar su aliento. En otra época ese gol de En-Nesyri hubiera traído pitos y broncas por doquier. Ahora no. Y el Betis, sin apretar, porque no estaba muy metido, se levantó pronto. Durmisi aprovechó un error de Rosales para firmar el empate. Lo que hizo el venezolano sólo lo sabe él. Se condenó, condenó a sus compañeros y dio el gol hecho al danés.
El empate calmó al Betis pero no dio brío. El Málaga se sentía cómodo en ataque ante la tranquilidad o pasividad de los jugadores locales. Llámenlo como quieran. Puede que las piernas pesaran más de la cuenta por ver cerca la clasificación europea. Puede ser. Y la grada lo observó. Y la impaciencia llegó a la grada. Pero el árbitro pitó el descanso y todo se encomendó a ver un partido nuevo, pero de 45 minutos. A ver otro Betis y que no se echara de menos a Bartra.

Estilo Setién

Y se volvió a echar de menos. Porque al Betis le costó un mundo hacer ocasiones, jugar su buen fútbol, pero nunca perdió ni la fe ni su estilo. Con la grada pitando a Pedro, por no jugar en largo, por no mandar un balón 70 metros arriba, llegó el éxtasis al Villamarín. Cuando pocos pensaban que el Betis iba a meter, Mandi hizo un desmarque al medio, Pedro lo vio, porque le daban igual los pitos. El argelino controló y abrió el balón a Durmisi. Y el danés vio a Fabián en la frontal. El resto fue del palacigo. Golazo. Otro golazo. Y Europa, muy cerca.
La grada se encendió y los jugadores del Betis, ahora sí, despertaron. Sufrieron, porque cuesta ganar con la gorra a cualquiera, pero ya con Guardado en el campo, la historia fue diferente. Qué hambre tiene el mexicano, qué ganas le pone a todo.
El gol fue un alivio, porque el Málaga ya renunció. Demasiado había hecho. Demasiado sufrimiento había dejado en los béticos para ser un equipo ya de la Segunda División. Este Betis, que hace poco estuvo ahí metido, en ese infierno, ahora podrá saborear de nuevo lo que es jugar en Europa. Pero que no sea como la última vez. El bético se merece un Betis campeón. Entre Serra y Setién ya se pondrán manos a la obra. Ahí está ya el EuroBetis. Y aún le queda rematar la faena. Quedar el quinto y ganar el derbi. Sería el éxtasis final.
 
 

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