La depresión doméstica del Betis

El Betis de Quique Setién parece llevar mal el cambio del frac a la pana y del oropel de los grandes escenarios europeos a la competición doméstica, como se ha evidenciado en siete días en los que los béticos han ganado al Milan en San Siro (1-2) después de perder en casa ante el Valladolid (0-1) y antes de hacerlo en el Coliseum ante el Getafe (2-0).

Los de Quique Setién, líderes del Grupo F en la Liga Europa con siete puntos tras empatar a cero con el Olympiacos griego y ganar al Dudelange luxemburgués (3-0) y el Milán, han mostrado sin embargo otra cara en la competición doméstica, en la que está clasificados en decimotercera posición con doce puntos, tierra de nadie.

"Este es el peor partido que hemos jugado posiblemente en todo el año", afirmó tras el encuentro de Getafe Setién, quien también aludió a la falta de frescura de los suyos y al poco tiempo que había transcurrido desde la noche del jueves en Milán, algo que reconoció que conocían "de sobra".

Pese a que el cántabro eludió esta vez las justificaciones de posesión y de ocasiones de gol de su manual de cabecera, sí es cierto que 'su' Betis, diseñado para tres competiciones, tiene una plantilla corta de veintiún efectivos en la que las lesiones se notan y mucho, y en la que los efectivos son menos para su política de rotar, en implacable lógica matemática.

Con sólo dos días entre la noche milanesa y la matinal de Getafe, las bajas de efectivos importantes como el mexicano Andrés Guardado, el mediocentro Javi García y el capitán Joaquín Sánchez se antojan claramente sensibles en una plantilla necesitada de descansos y que, sin ellos, se queda en dieciocho futbolistas profesionales y, no menos importante, sin la tensión competitiva y experiencia que atesoran para remangarse.

Bajón considerable

Con el debate permanente sobre el sistema de juego, lo que es una evidencia es que los béticos empezaron la Liga con unas expectativas que, tras jugarse diez partidos, no se han cumplido, entre otras y nada desdeñables razones porque han marcado cinco goles por los nueve que han encajado.

Los momentos de relumbrón que la afición bética pudo disfrutar en San Siro y con los que pudieron resarcirse de la pobre imagen mostrada ante el Valladolid, encontraron muy pronto su contrapartida negativa en el Alfonso Pérez, en el que volvió a verse el equipo previsible de muchos partidos de Liga, escudado en una posesión inane ante conjuntos, como el azulino, que salen con un plan y, lo más importante, no se desvían en un milímetro.

Tras firmar sendas victorias por la mínima en la sexta y séptima jornada ante el Girona (0-1) y Leganés (1-0) y ganar al Dudelange, el Betis ha encadenado tres derrotas consecutivas en Liga ante el Atlético de Madrid (1-0), Valladolid (0-1) y Getafe (2-0) y alimentado las dudas sobre la eficacia del juego de toque y posesión de Setién pese a la gran noche de Milán.

Tras quedar clasificado en sexta posición la pasada temporada, los de Quique Setién han seguido en ésta el mismo guión irrenunciable para el cántabro pese a que muchos equipos ya le han cogido la matrícula y saben cómo jugarle, 'regalándoles' el balón y esperando encontrar los agujeros del entramado táctico bético, en lo que en la mañana de Getafe lo bordó el exbético Jorge Molina.

Futuro con dudas

Sin tiempo para lamentos, los de Setién regresan este lunes a los entrenamientos para afrontar diez días con el mismo denominador común de la exigencia en tres competiciones y en los que el Betis tendrá el imperativo de enderezar su trayectoria en la troncal de todas ellas que es la Liga.

Antes de volver a comparecer ante los suyos el próximo domingo ante el Celta de Vigo, el Betis se estrenará en la Copa del Rey el jueves 1 de noviembre ante el Rácing de Santander en la ida de los dieciseisavos de la competición copera, tras lo que recibirá el 8 de este mes al Milán en Liga Europas y viajará el 11 a Barcelona.