Un hincha en la grada: nadie podía sujetar a Joaquín

El Real Betis se ha quedado con la miel en los labios. Sin el premio de las semifinales de la Copa del Rey tras un partido de enjundia frente al Athletic Club. Había tensión y se notaba en multitud de aspectos. El equipo hispalense recibía al conjunto de Marcelino García Toral en el Benito Villamarín con un gran premio en juego. Se lo llevaron los rojiblancos con trabajo y sufrimiento. Pero sufrir sufrieron todos. Sobre todo los jugadores no elegidos de inicio por Manuel Pellegrini. Se sentaron, fieles al protocolo, en la grada, vacía de público. Uno de ellos era Joaquín Sánchez. El capitán verdiblanco no paraba inquieto, levantándose, chillando, animando... Metidísimo en el encuentro pese a que no estaba sobre el césped.

Era el portuense el fiel reflejo de todos los béticos que veían el partido a través de la televisión. Joaquín se levantaba cuando atacaban sus compañeros. Se lamentaba cuando fallaban. Y casi ni quería mirar cuando el Athletic se aproximaba al área bética con peligro. El momento más tenso llegó en el tramo final del tiempo reglamentario. Marcó Juanmi el que parecía el gol definitivo y se desató la locura. Pero empató Raúl García y hubo un silencio demoledor. Era la última jugada y el equipo de Pellegrini sufrió un rejón mortal en su moral.

Joaquín salió en el tramo final del partido, en la prórroga. Intentó Pellegrini afianzar a un Real Betis que había sido mejor que el Athletic Club en algunos tramos del choque. En las botas del portuense podía estar un pase histórico a semifinales de la Copa. El cansancio de los vizcaínos era una oportunidad para trazar buenos y rápidos ataques. Para los futbolistas es mucho más incómodo ver un partido así sentado en la grada que sobre el césped. Ahí los nervios se atenúan gracias al esfuerzo físico y a la concentración. Pero en la grada y en un estadio vacío, la intranquilidad aflora, mezclada con la impotencia de no poder ayudar directamente.

Cuando Joaquín salió al césped el Real Betis estaba ya maniatado en su confianza tras el tanto de Raúl García. Ya en la tanda de penaltis, el portuense fue el primero en consolar a sus compañeros que habían fallado desde los once metros. Empezando por el mejor jugador de los verdiblancos, Canales. Es más, nada más certificarse la eliminación, el capitán formó un corrillo para arengar a sus compañeros de cara a una temporada aún ilusionante.