Objetivo cumplido con una jornada de antelación. El Betis volverá a jugar tres años después competiciones continentales, la meta marcada a inicio de curso y el requisito mínimo al que debe aspirar una entidad de la dimensión de la heliopolitana. Un logro que, eso sí, necesita de un peldaño más que tiene en su propio pie escalar el equipo de Manuel Pellegrini.
La ambición del Betis exige de un paso más, el que le llevaría a jugar la Europa League la temporada que viene y que terminaría de colmar el deseo de los aficionados verdiblancos. De sí mismo depende el conjunto bético que debe ir ahora a Vigo con el cuchillo entre los dientes, olvidar que ya tiene asegurada plaza continental y atar lo que puede hacer por sí solo, sin tener que mirar a otros estadios.
Jugar en Europa es un logro para el Betis y el objetivo planteado desde el principio. El reconocimiento de esa misión cumplida, que por ejemplo hacía tres años que no conquistaba, no exime de la siguiente meta que es disputar la Europa League. Una competición que, por prestigio y también por economía, debe procurar alcanzar.
Los propios protagonistas dejaban claro las intenciones con sus discursos tras el pitido final contra el Huesca, una vez sellado el pasaporte para Europa. Alegría moderada y a pensar en Vigo. Lo decía Manuel Pellegrini en su conferencia de prensa, advirtiendo que la temporada no se ha acabado, también el presidente Ángel Haro o Borja Iglesias, como uno de los miembros de la plantilla.
Ese deseo, ese punto más de ambición, debe ahora plasmarse en la jornada final y hacer redonda la temporada de un Betis que año tras año ha de ser un asiduo de las competiciones continentales. Mejor esta campaña con el billete para la Europa League, que necesita de un último esfuerzo de los verdiblancos para redondear el año futbolístico.