El América, reacio a vender al Betis su porcentaje de Guido Rodríguez

Guido Rodríguez se ha convertido en uno de los grandes baluartes del Real Betis. Desde que llegara en enero de 2020 el centrocampista ha experimentado un crecimiento brillante, multiplicando por diez su valor, con un rendimiento que le lleva a ser uno de los futbolistas mejor valorados del planeta en su posición. Un jugador que llama la atención de equipos grandes de Europa, con la Premier League como mayor tentador, aunque alargar su contrato será uno de los próximos temas a tratar en la dirección deportiva.

América aguarda una futura venta de Guido Rodríguez

La idea del Real Betis era hacerse con el 30% restante aunque en el club mexicano no están muy por la labor. Voces autorizadas de la directiva de América han asegurado a ElDesmarque que "es falso" que existan contactos para adquirir el restante de sus derechos toda vez que en la entidad aguardan movimientos futuros toda vez que la tajada podría ser mucho mayor si se consuma una venta del centrocampista. En cualquier caso el futbolista, cuya cláusula es de 80 millones, está feliz en Heliópolis y quiere seguir creciendo de la mano del Real Betis.

El Real Betis cerró en enero de 2020 el fichaje de Guido Rodríguez, que se comprometió con el cuadro heliopolitano hasta junio de 2024. La operación se cerró en tres millones de euros fijos por el 70% de sus derechos, más unas variables que en su mayoría son de difícil cumplimiento. Apenas un año después, su valor de mercado es diez veces mayor al que se pagó. El Betis, consciente de su revalorización, quiere adquirir el 100 % de sus derechos pero en el América, de momento, se muestran contrarios a ceder.

La clave de la bóveda

Omnipresente en el juego defensivo verdiblanco, Guido Rodríguez es una referencia en el corte y en la recuperación, facetas ambas en las que el mediocentro de Sanz Peña está entre los líderes de LaLiga y sobre las que el conjunto bético ha afianzado la arquitectura de su juego desde atrás.

Como la clave central de la bóveda o el arco sin la que la construcción se viene abajo, Guido Rodríguez ha desplegado en esta temporada todo un repertorio basado, desde el centro del medio del campo bético, en un despliegue físico a destajo y en la interpretación casi matemática de los espacios, como una mano alargada de Pellegrini sobre el verde, como un entrenador en el campo.

Por encima de tantos por ciento, el hecho irrebatible es que Guido siempre está, siempre aparece y se ofrece y, cuando a algunos les llega el agua al cuello, a él parece llegarle a los tobillos porque llega antes, se anticipa porque lo ve antes y mete antes el pie en una lectura matemática de los espacios al servicio de los esquemas de su jefe 'El Ingeniero'.