La final del 77: emociones fuertes para conquistar la primera Copa del Rey

El Real Betis alcanzaba su segunda final de la Copa en el año 1977. Lo hacía 46 años después de la de 1931, aunque frente al mismo rival. Otra vez el Athletic de Bilbao en el camino de los verdiblancos que en esta ocasión vencieron para alzar su primer título después de una intensa noche vivida en el Vicente Calderón resuelta en la tanda de penaltis.

Habían pasado 46 años de la final anterior. Se trataba de la primera Copa del Rey con esa denominación y el campeonato sería para el Betis entrenado por Rafa Iriondo. Fue la mágica noche del 25 de junio de 1977. Después de acabar con empate 2-2 la prórroga, fue la tanda de penaltis la que resolvió la contienda con José Ramón Esnaola como gran héroe.

El portero del Betis agrandó su figura en esa momento decisivo. Sus paradas y su gol a Iribar serían determinantes para que los verdiblancos se impusieran después de más de 20 lanzamientos en la tanda de penaltis. Lo que empezó un 25 de junio acabó el 26 aquella noche en la que los aficionados verdiblancos estallarían de júbilo tras ganar la Copa.

Javi López fue el autor de los dos tantos de los heliopolitanos, después de dos lanzamientos de falta de Cardeñosa. Otros nombres que se añaden a la nómina de los grandes protagonistas de ese Betis. Carlos y Dani habían sido los goleadores de los vascos. Por dos veces empataron los verdiblancos los tantos rojiblancos demostrando la capacidad de superación en una final que inicialmente no alcanzaban como favoritos. 

Por el Betis jugaron Esnaola; Bizcocho, Biosca, Sabaté, Cobo, López, Alabanda, Cardeñosa; García Soriano, Megido y Benítez. También saltaron al terreno de juego Del Pozo y Eulate. Un equipo entrenado por Rafa Iriondo y que se hacía con su primera Copa, su segundo título tras la Liga de 1935.

La última parada de Esnaola proclamaba al Betis campeón de la primera Copa del Rey con esa denominación. Habían transcurridos tres horas y veinte minutos desde que había arrancado el partido. Cobo fue el encargado de recoger el título de la manos del Rey Juan Carlos I. 

La resolución del partido daba paso a la euforia del beticismo, tanto de los que había acudido al estadio Vicente Calderón, como también a la de los miles de aficionados del Betis que habían seguido el partido desde Sevilla.