Caraja, pasión y gozo ante el Elchester United

Caraja, pasión y gozo ante un rival que, por momentos, más pareció el Elchester United que el colista de LaLiga Santander. El Real Betis volvió en sí a tiempo de su renuncia inicial y certificó ante el Elche CF un triunfo que vale su peso en oro (2-3), más por la forma que por el fondo. Si quieres aspirar a estar arriba estás obligado a ganar a un último clasificado que ha ganado un partido de 23. Y fácil, en teoría. Pero el atontamiento del principio envenenó el partido y, al menos, los de Pellegrini cambiaron tras el descanso y fueron capaces de asegurar tres puntos cruciales para seguir peleando por los puestos de UEFA Champions League y UEFA Europa League.

El árbitro, muy criticado por los jugadores béticos en la primera mitad, le pitó tres penaltis al Betis y le expulsó a un jugador al Elche en la segunda. Más o menos claras todas las acciones según la nueva normativa, pero desde luego para no echarle la culpa de nada al colegiado. La culpa de enfangar el partido la tuvo el Betis y el mérito de arreglarlo lo tuvo también el mismo Betis.

"¿Dónde está mi Betis? Uoooo", se preguntaban el legendario Silvio y sus Sacramento. Con menos guasa que el genio musical sevillano se lo estaría preguntando este viernes Manuel Pellegrini, testigo impertérrito de la abdicación de sus hombres en un partido vital para las aspiraciones europeas. Hasta el descanso. Al chileno le sobra una ambición que ha transferido a los suyos. Y al club le sobra necesidad para seguir apretando cada partido por el maná de la Champions. No obstante, e incomprensiblemente, el cuadro bético se suicidó desde el inicio en el Martínez Valero.

Suicidio por amamonamiento colectivo

Un suicidio por amamonamiento colectivo. Como si se hubiera plantado en tierras alicantinas después de fumarse una cachimba del tamaño de la Dama de Elche; como si no le fuera nada en el envite; como si el colista llevara en el pecho la franja verde vertical en lugar de horizontal...el Betis tardó veinte minutos en empezar a enterarse de la película. Cuando lo hizo, el partido iba 2-0. Y con suerte. Porque el ritmo y la intensidad de los locales acoquinaron al conjunto verdiblanco, más preocupado de las decisiones del colegiado Iglesias Villanueva en jugadas importantes y otras no tanto que de correr y jugar al fútbol.

El árbitro se mostró desde el inicio permisivo al contacto, pero para los dos lados. Las dos acciones protestadas en los goles, tanto el penalti de Abner como el supuesto empujón a Juanmi en el segundo, estuvieron razonablemente bien pitadas. También la posterior expulsión del local Magallán en la segunda parte. Superados en cada duelo, sin apenas juntar tres pases y sin nadie que, en sentido literal y también metafórico, echara la pelota al suelo, el conjunto bético se ahogó en sus lágrimas.

Tras los primeros veinte minutos, el Elche dio un pasito atrás en su presión con el 2-0 y el Betis por fin acudió a su cita con el balón. Tres oportunidades de Juanmi y Ayoze en cuatro minutos y pare usted de contar. Vuelta a la apatía y a verlas venir más que a ir a por ellas. Así no es que no se pueda aspirar a la Champions, es que habría que rezar por la resurrección.

El cabreo de Pellegrini y los cambios

Pellegrini, más cabreado que un mono metido en una maleta, le dio un revolcón al once con la entrada de Borja Iglesias, Joaquín y Miranda. También tuvo que proferir alguna palabra más alta que otra en el vestuario, porque a la segunda parte compareció otro Betis más potable, más su Betis. Miranda pareció Robert Jarni comparado con Abner, Joaquín animó la banda derecha y el Panda se hizo notar, lo que además le vino de perlas a Ayoze.

El cuadro verdiblanco cercó al Elche y encima se encontró con la expulsión de Magallán cuando Fekir enfilaba la portería de Badía. Precisamente Ayoze, más listo que Tete Morente de Elche a Lima, se fabricó un penalti que su socio Borja Iglesias convirtió en el 2-1. Media hora por delante: otro decorado, otra película.

Del terror, al suspense

Del terror, al suspense. Y más misterio pocos minutos después, cuando el zurdo de Olivares la puso con su guante izquierdo para que Borja intentara enhebrar el doblete, aunque el gol se lo apuntó el lateral. Empate con uno más, siendo ya el Betis de Pellegrini que todos conocemos. De la caraja al renacimiento. Puro Betis.

La igualada no sació el ansia bética por enmendar el atontamiento inicial, pero la falta de frescura mental apagó un poco el acecho. El Elche, con el hilo de vida de la permanencia en tenguerengue, convirtió el Martínez Valero en El Álamo. Más allá del extraño cambio de Víctor Ruiz por Luiz Felipe, Pellegrini sacó todos sus fusiles a la batalla con Willian José.

El asedio verdiblanco se acrecentó conforme llegaba el final y con él, el suspense. Mano de Rocco en el área y penalti que Badía le para a Borja Iglesias. Bético, tenga usted el desfibrilador a mano. Willian José luego forzó el tercer penalti a favor, cuando ya moría el partido en el descuento. Él mismo lo metió, despertando al Betis de una pesadilla y reconciliándolo con su sueño de Europa.