El Barcelona atropelló al Real Madrid con un inapelable 5-1 y un triplete de Luis Suárez, con lo que pone en el disparadero a Julen Lopetegui y deja a los blancos a siete puntos de la cabeza.
Fue un clásico bipolar, con un dominio absoluto de los azulgranas en el primer tiempo (2-0), una buena reacción en los primeros 25 minutos de la segunda parte del Real Madrid (2-1), pero que decidió el Barça gracias a la calidad de sus delanteros, especialmente de Luis Suárez, que ha tomado las riendas en ataque en ausencia de Leo Messi, que se ha perdido los tres últimos partidos por lesión.
Y es que en esta semana y con un calendario complicado, el Barcelona solventó sus compromisos con un 4-2 ante el Sevilla, un 2-0 frente al Inter de Milán y el 5-1 de este domingo.
De salida, un Barcelona muy serio desarboló a un triste Real Madrid, sin respuestas, y que nunca tuvo el ánimo ni los recursos para plantarle cara a los azulgranas.
Fiados a las contras, como si de un equipo menor se tratara, el conjunto de Lopetegui erró el diagnóstico frente a un rival que sabía a lo que jugaba, que volvió a ser muy intenso y que firmó nuevamente una actuación coral, como en los dos partidos anteriores saldados con victorias ante el Sevilla y el Inter de Milán.
El Barça desnudó al Real Madrid desde la profundidad de sus carrileros, especialmente de Alba, que fue determinante en los dos primeros goles; con la presión de todo el equipo, el carácter combinativo de sus medios y la calidad de los delanteros.
Los azulgranas eran los amos del balón y los de Lopetegui esperaban. Se sintieron muy cómodos con la posesión los de Valverde y supieron ver las autopistas que tenían Alba y Sergi Roberto por los carriles, sobre todo Alba, que fue el mejor atacante de los barcelonistas.
Pero pese a esa puesta en escena, la primera ocasión fue del Real Madrid, en una contra guiada por Bale que Benzema remató alto (min.8).
En la siguiente acción, todo lo que se apuntaba teóricamente se plasmó sobre el campo. Habilitó Rakitic a Alba, que corrió al espacio y dio un centro retrasado para Coutinho. El brasileño colocó el balón junto al poste izquierdo de la meta de Courtois para el 1-0.
Para tener una idea de la jugada del primer tanto del Barcelona, la acción duró 1:35 minutos y en la misma se produjeron 27 pases. Tocaron el balón todos los jugadores de Valverde menos Luis Suárez.
El tanto le hizo mucho daño al Real Madrid. Su media no creaba ni presionaba con acierto y su defensa estaba muy imprecisa, por eso Arthur, de nuevo entre los destacados este domingo, tuvo el 2-0 después de aprovechar un par de indecisiones de Ramos y Nacho, pero su remate no encontró el gol.
Pese a ir por debajo en el marcador, los blancos no daban señales de vida y el Barça se encontró, seguramente en un escenario soñado, con la posesión y sin ser exigido por el rival.
Alba seguía campando a sus anchas por izquierda; Sergi Roberto por la derecha; Luis Suárez caía a un lado y otro, Rakitic y Arthur dirigían; Busquets cortaba y Rafinha ofrecía un trabajo incansable.
Antes de la media hora, Alba volvió a ser decisivo. Infiltró un pase en el área, Luis Suárez estuvo más vivo que Varane y el francés derribó al uruguayo. La jugada continuó sin que el árbitro señalara nada, hasta que desde el control de videoarbitraje (VAR) le advirtieron y tuvo que ver la jugada para señalar penalti.
Luis Suárez llevó el 2-0 al marcador y hasta el descanso tampoco hubo noticias del Real Madrid. El Barcelona dominaba sin exigencia y en una contra al límite del tiempo pudo marcar el tercero y sentenciar el partido.
Pero Julen Lopetegui reaccionó en el vestuario. Dejó fuera a Varane -Casemiro jugó de central en una línea de tres- y puso en juego a Lucas Vázquez, con este movimiento permitió a Isco entrar más en contacto con el balón, que Bale y Benzema se asociaran más y, sobre todo, que el Real Madrid tuviera superioridad numérica prácticamente en todas las líneas.
Y su equipo se transformó y en cinco minutos marcó el 2-1, después de una acción por la izquierda, un centro de Isco, un rechace de Lenglet y un remate de Marcelo que batió a Ter Stegen.
Las tornas se habían cambiado absolutamente. El Madrid agobiaba, presionaba más arriba, tenía el control de la situación y el Barça se asustó sin que Valverde encontrara soluciones.
En los primeros nueve minutos del segundo tiempo, hasta cuatro remates se produjeron sobre la meta de Ter Stegen, el más peligroso, después del gol de Marcelo, por parte de Modric, que disparó al palo izquierdo en el minuto 56.
Quince minutos de presión absoluta del Madrid y de descontrol absoluto del Barcelona después de una gran lección táctica de Lopetegui. Cuando los azulgranas consiguieron sacarse de encima el agobio, a punto estuvieron de marcar el tercero.
Fue Luis Suárez quien remató al palo, después de una buena asistencia de Sergi Roberto (min. 60). El partido, pese a ir por debajo en el marcador, parecía estar más donde querían los blancos que favorable a los intereses del Barça, pero la percepción fue errónea.
El primer movimiento táctico de Valverde fue poner en juego a Semedo por un agotado Rafinha (minuto 68), el segundo la entrada de Dembélé por Coutinho (74) y el técnico azulgrana le dio la vuelta a la situación.
En la siguiente jugada, la primera arrancada de Dembélé descolocó al Real Madrid, el balón llegó a Sergi Roberto y el centro a Luis Suárez que con un prodigioso giro de cuello puso el balón lejos del alcance de Courtois (3-1, min.75).
Ahí acabó el partido para el Madrid. Lopetegui puso en juego a Asensio y a Mariano, por Bale y Marcelo, que acabó el partido lesionado y el Barcelona olió la sangre e incrementó la cuenta por medio de Luis Suárez (4-1), tras un error de Sergio Ramos y una asistencia de Sergi Roberto; y cerró el partido con un tanto de Arturo Vidal tras un centro de Dembelé (5-1, min.87).
El Barça recupera el liderato y deja herido de muerte al Real Madrid y a su entrenador, que podría tener las horas contadas. El mérito de los azulgranas es aún mayor teniendo en cuenta que su principal estrella, Leo Messi, sigue de baja.