Cervero llega al bicentenario
Diego Cervero ya tiene reservado un hueco en la historia del Oviedo. El compromiso del actual capitán con su camiseta y escudo es un ejemplo para todos los que llegan al vestuario oviedista. Ayer, frente al Burgos, el ariete disputó su partido 200 con el primer equipo azul y pudo festejarlo marcando el gol del triunfo. Su idea es colgar las botas en su ciudad y sueña con hacerlo con el equipo en la Liga de Fútbol Profesional./p>
Aquel delantero centro potente que llevaba siete años en las categorías inferiores del club tenía la oportunidad de cumplir un sueño y no dejó pasar la oportunidad. "Mi debut ante el Pumarín, en el Díaz Vega, en la segunda jornada en Tercera División es algo que no olvidaré jamás. El resultado no fue el esperado, con un empate sin goles, pero el poder cumplir mi sueño desde pequeño hizo de aquel día uno de los más felices de mi vida deportiva", recuerda con nostalgia.
Aquellos primeros meses no fueron sencillos para él. Las oportunidades escaseaban en las alienaciones de Antonio Rivas y Cervero llegó a plantearse una salida del equipo en busca de más minutos. El Universidad de Adolfo Pulgar lo quería a toda costa y su condición de estudiante de medicina le acercaba un poco más. Cuando parecía que su salida era un hecho llegó el partido que cambió su historia.
El Oviedo visitaba al Lenense en El Sotón. Cervero jugó desde el inicio y el equipo ganó 0-4 con un póker de goles del ariete. "El primero no se me olvidará porque fue un disparo lejano que botó tres o cuatro veces hasta acabar dentro de la portería. Tengo amigos que cuando pasan cerca del campo aún me llaman para recordármelo", recordó Cervero.
Desde entonces, Cervero se convirtió en algo más que un futbolista para el oviedismo. Los aficionados encontraron en él la representación perfecta del orgullo, valor y garra que pregona el himno de la entidad y el idilio entre la grada y el delantero le otorgan matices de leyenda del oviedismo, aunque cómo él recuerda siempre: "No me puedo comparar con jugadores como Herrerita, Lángara o Carlos Muñoz, ellos jugaron en la élite con el club y yo sólo en Tercera y Segunda B, aunque espero poder llegar a jugar con esta camiseta en la Liga de Fútbol Profesional".
En los diez último años también ha habido desencuentros. Al término de la temporada 2005-06, el Oviedo decidió no renovar el contrato del ariete. Cervero se marchó entonces al Marbella y regresó en diciembre para jugar con el Lealtad. Los azules firmaron un descenso deportivo a Tercera División y de nuevo acudió a la llamada de su club. Dos campañas después y tras conseguir su segundo ascenso a Segunda B, volvió a salir del club. Esta vez fue una decisión personal y firmó tres campañas en la UD Logroñés. Allí se rebeló como uno de los mejores goleadores de la categoría y en julio de 2012 regresó al Oviedo convertido en un referente del equipo./p>
El pasado domingo contra el Burgos llegó al partido oficial número 200 con el Oviedo y quiere seguir engordando esa cifra. Además, acumula 122 goles en esos encuentros lo que le da un promedio anotador muy elevado y que le sitúa con las más grandes de la historia del club. Cuando analiza esta última década coloca por encima de las alegrías deportivas la parcela humana: "Estoy muy orgulloso de cada uno de los compañeros y técnicos con los que he compartido vestuario en las últimas temporadas. Me han ayudado a progresar como futbolista y ha llegar a donde estoy en la actualidad. Es obligatorio acordarme de ellos en este momento".
Con dos años más de contrato por delante, Cervero quiere seguir engordando sus estadísticas con la elástica azul y seguirá soñando con marcar ese gol que saque al Oviedo de Segunda B y le empiece a colocar en el lugar que se merece por su historia./p>
