Los 90 eran azules
Por favor, indica por qué quieres reportar este vídeo:
Corrían buenos tiempo para el Real Oviedo. Allá por 1995, el conjunto carbayón enlazaba su octava temporada consecutiva en Primera División y se afianzaba en la élite del fútbol español, entre los mejores equipos del país. El equipo funcionaba en el ámbito deportivo, la afición crecía en el ámbito social y los derbis, por aquel entonces en la máxima categoría, se teñían de color azul.
Fue el caso del derbi asturiano que se disputó en diciembre de 1995. Como suele ser habitual, el antiguo Carlos Tartiere rugía para recibir a su máximo rival y la tensión se trasladaba al terreno de juego. Oviedo y Sporting buscaron desde el inicio del partido una victoria que se hizo de rogar hasta el último minuto.
Porque el gol definitivo llegó precisamente en el tiempo de descuento. Habitualmente, se diría que antes habían pasado infinidad de cosas, pero no fue el caso. La rivalidad se tradujo en tensión, en juego directo, en muchos balones aéreos y en un partido de pocas ocasiones, de poco fútbol, poco vistoso para un aficionado que, eso sí, lo pasaba en grande en la grada.
Las dos únicas ocasiones del partido se habían dado en la segunda mitad, donde el Oviedo adelantó ligeramente sus líneas en busca de la victoria. Un disparo de Lediakhov pudo adelantar al Sporting, pero Mora envió el balón a la esquina. Poco después, Dubovsky aprovechó un error defensivo del cuadro gijonés y el balón se estrelló en la base del palo.
El cronómetro del colegiado pasaba el minuto 90 cuando el derbi, traducido en forma de fortuna, cayó del lado carbayón. El protagonista fue Bango, que por entonces vestía la camiseta del Sporting tras haber estado anteriormente en las filas del Oviedo. En su último guiño al cuadro ovetense, el centrocampista metió el pie tras un centro de Stojkovski desde la izquierda y desvió el balón a su propia portería. Era el 1-0 y era el último del partido.
La euforia se desató en las gradas del Tartiere y el Oviedo prosiguió con su buena dinámica de los derbis asturianos, que tuvo bajo control durante la década de los 90. El cuadro dirigido por Iván Brzic acabó el curso en mitad de la tabla, en la 14ª posición (con un total de 22 equipos), mientras que el Sporting se quedó al borde del descenso en 18º posición. El Oviedo prolongó su estancia en Primera durante cinco años más, hasta que en 2001 comenzó el declive. Pero el derbi de 1995 quedó grabado en la memoria de la afición carbayona, que no olvida aquel gol de Bango en propia puerta en el último minuto.