Campo nuevo, mejores sensaciones... viejos errores
Si hay que perder, que se pierda así. Nunca gusta la derrota, pero la Real y sus numerosas bajas hicieron un partido notable en el que se merecieron algo más.
Llegó el ansiado momento del estreno del nuevo Anoeta. La grada de animación Aitor Zabaleta fue un espectáculo antes y después del partido, y solo faltó la guinda de los puntos. El campo, aún si terminar, ha quedado increíble. Ahora le faltan las victorias.
Si se tiene en cuenta además que el equipo que estaba enfrente era el FC Barcelona tampoco es para ponerse exquisitos. La Real no tenía ni a Willian José ni a Sandro, y a pesar de ello tuvo sus ocasiones. Mala suerte o mala puntería. Hay que reconocerlo. Incluso así, la Real jugó un partido de 10 en cuanto a estrategia se refiere, pero se falló en lo de siempre, la vigilancia a jugadas de balón parado.
Capítulo aparte merece la despedida de Imanol Agirretxe. El de Usurbil salió al césped acompañado de su familia y entre un pasillo que le hicieron los dos equipos. Pelos de punto. Malditas lesiones. Siempre será de los nuestros y él lo sabe. Por eso su adiós fue más bien un 'hasta luego'. Eso sí se despidió como a él le gusta: marcando un gol de forma simbólica, pero se celebró como si con ese tanto la Real lograra un título. No es para menos. Se lo merecía.
Juanmi y Oyarzabal arriba
Garitano apostó por Rulli, Zaldua, Héctor, Theo, Zurutuza, Zubeldia, Illarra, Pardo, Oyarzabal, Juanmi.
Hay maneras de ganas. Maneras de empatar y también de perder. Para estrenar Anoeta tocó tablas, pero el equipo demostró que es capaz de mucho con una forma diferente de jugar. El equipo hizo un gran trabajo y desgaste para minimizar al Barcelona, y lo consiguió en muchas fases del encuentro.
Los de Ernesto Valverde salieron a apretar arriba, y en los primeros minutos los txuri urdin tuvieron problemas para sacar el balón jugado.
El Barcelona la tocaba demasiado, y a los realistas les duraba poco cuando recuperaban la bola.
No obstante, tampoco los culés hacían sangre. Su posesión era estéril y solo un centro de Semedo al segundo palo que mandó Zaldúa a córner fue su acción más peligrosa en 10 minutos.
El minuto 12 quedará ya escrito para los anales de la historia del nuevo Anoeta. Balón parado que puso templado la Real en el segundo palo, el balón se queda suelto tras una pugna aérea y el remate de Aritz Elustondo con la zurda acabó al fondo de la red. Un caterano era el autor del primer gol del renovado estadio txuri urdin.
La Real demostraba que cuando no se tiene la pelota, la estrategia tambien es un buen arma. Era apenas la primera aproximación realista a la meta de Ter Stegen. La afición empezaba a entonar el txoria txori... y la grada Aitor Zabaleta era todo un espectáculo.
Los jugadores claves del Barcelona no estaban entrando de momento en juego. La estrategia de la Real estaba siendo sobresaliente. Garitano tenía bien estudiada la lección.
En el minuto 20 a un centro raso de Oyarzabal que llevaba veneno se cruzó Piqué para evitar un remate que olía a gol de Rubén Pardo.
Los donostiarras estaban con el mono de trabajo.
Hoy con el mono trabajo. A Messi ni se le veía, y eso lo estaba notando el Barcelona en su mal inicio de partido.
Piqué remató fuera por poco un córner. La Real muy solidaria. Trabajando mucho y con muchas ayudas y coberturas.
Los últimos minutos antes del partido fueron movidos. Piqué pidió un penalti y Suárez reclamaba una mano en área de la Real. Lamentable lo del uruguayo y su actitud de macarra. Y aún más sorprendente que no viera amarilla.
El partido llegó al descanso con 1-0 en el marcador y buenas sensaciones en el conjunto donostiarra.
La Real perdona en el segundo tiempo
En el segundo tiempo salió Coutinho en lugar de Semedo y se notó. Ernesto Valverde tuvo que recurrir a su equipo de gala, porque su equipo no podía con una Real plagada de bajas.
El Barcelona salió mejor, y la Real a jugar a lo mismo.
Los siguientes minutos fueron claves, porque la Real perdonó hasta en tres ocasiones y posteriormente lo acabó pagando. Oyarzabal pudo matar en el 59 tras un gran pase de Pardo -descomunal partido del riojano-, que le dejó solo ante Ter Stegen que salvó, después fue Theo también solo ante el meta alemán y un minuto después fue Juanmi el que no acertó. Ver para creer.
El partido estaba siendo un espectáculo, hasta que el Barcelona, en tan solo cuatro minutos, hizo lo que no había conseguido antes. Primero Luis Suárez y luego Dembelé daban la vuelta al marcador.
La Real no bajó los brazos. Era otro equipo al que se vio en Ipurua. Aunque se perdiera hizo un gran partido y más teniendo en cuenta todas las bajas. Incluso Juanmi pudo hacer de nuevo el 2-2.
Así terminó el partido. Un mal resultado para un gran partido de la Real. Se perdió, pero no se puede criticar a los txuri urdin que lo dieron todo y solo dos errores en balón parado pudieron con su gran trabajo defensivo. Al menos la afición pudo vivir mejores sensaciones y por este camino hay motivos para la esperanza. Por ocasiones la Real mereció más.
La próxima semana, el Huesca. Una pena, pero este equipo con bajas se llevó un notable. Si hay que perder, que ojalá sea lo menos posible, que se pierda así.