Sergio Canales, el hijo pródigo, vuelve a Anoeta
Sergio Canales decidió vestir la elástica del Real Betis esta misma temporada. Llegó libre al conjunto verdiblanco y no tardó mucho en mostrar su calidad en el terreno de juego. Este jueves le toca volver a Anoeta por segunda vez desde que se marchó de la Real Sociedad.
El de Santander fichó en la temporada 2013/14 por el conjunto txuri urdin. En su primera campaña jugó 16 encuentros e incluso se atrevió a anotar frente al Celta y al Espanyol. Unas cifras que gustaron dentro del club y que le permitieron quedarse durante cinco temporadas.
Su mejor momento en la Real fue al año siguiente, en la temporada 2014/15. Una vez asentado dentro del once inicial no dudó en ser uno de los claros protagonistas dentro del equipo, una de las características principales que definen a este jugador. En ese año disputó 36 encuentros y llego a duplicar su número de tantos (4). Tres de estos goles ayudaron a los suyos a no ser derrotados y el cuarto les dio la victoria frente al Espanyol.
Antes de marcharse de Guipuzkoa, Canales brilló más que nunca. El centrocampista volvió a sorprender a su afición anotando cuatro tantos tras dos temporadas de sequía. Sin embargo, su contrato terminó y decidió marcharse para jugar en el Villamarín.
Su explosión, en el Betis
En Heliópolis fue donde realmente se vio la gran calidad de este jugador. Quique Setién buscó la fórmula idónea para que jugase cómodo dentro de su once. Por ello, se ha convertido en una de las figuras claves en las victorias verdiblancas. En la actual temporada el cántabro ha jugado todos los partidos y ha anotado seis tantos. Unas cifras que lo han convertido en el máximo goleador del conjunto andaluz por encima de su delantero, Loren (5).
La figura de Canales es un claro ejemplo de jugador constante, con calidad, certeza y visión de juego. Unas características que han permitido que Luis Enrique se haya fijado en él. El centrocampista viene de jugar con la absoluta la pasada semana después de toda una vida luchando por hacerlo. Un final feliz para un jugador con una trayectoria sobresaliente.
