Górriz: "De Atocha me llevaría el sonido de los tacos de las botas al salir al campo"

Este sábado no será un día más en la familia txuri urdin. La Real Sociedad reestrenará estadio para enfrentarse al Atlético de Madrid a partir de las 18.30 horas. Lo hará en un campo que a partir de ahora se llamará 'Reale Arena' tras el acuerdo entra la entidad gipuzkoana y Reale Seguros. Con el 'debut' del estadio es difícil no echar la vista atrás y recordar al mítico Atocha, el feudo de la Real que acogió al equipo campeón de las ligas de 1980-31 y 1981-82, al de Copa de 1987, y que cerró sus puertas un 13 de junio de 1993.

Para hablar de algunos de los momentos más emocionantes vividos en el mítico campo donostiarra quién mejor que Alberto 'Bixio' Górriz, el jugador que más veces ha vestido la elástica txuri urdin hasta ahora (599). Junto con el irundarra, ElDesmarque Gipuzkoa se acercó hasta la zona donde estaba ubicado el 'viejo' Atocha.

-El sábado es el 'redebut' del estadio, ahora 'Reale Arena'. ¿Qué sensaciones tiene para este día?

"Es un partido especial porque llevamos mucho tiempo sin ver al equipo, y además el campo prácticamente lo vamos a ver ya con la pinta que va a tener, que todo indica a que va a ser bonito. Yo estoy ilusionado, el campo me gusta mucho más que como era el estadio con las pistas. Está quedando muy bien, estamos todos ilusionados y encima yo creo que va a haber un entradón y muy buen ambiente. Vamos a apoyar todos al equipo a ver si sale bien toda la fiesta’’.

-La nostalgia de Atocha es inevitable pese a que el estadio ahora vaya a quedar espectacular

"Está claro, sobre todo yo que mi carrera deportiva siempre ha estado ligada al campo de fútbol de Atocha, y los recuerdos que tengo de Atocha no son comparables a nada. Pero no podemos quedarnos en eso, y yo creo que todo va evolucionando, el campo también, y la Real se está convirtiendo en una empresa cada vez más grande. No tiene nada que ver con lo de antes. Atocha es Atocha, y ahora vamos a ver un campo que a mí especialmente me hace ilusión también verlo así de nuevo y bonito".

-A pesar de la espectacularidad de los estadios actuales, ¿qué se echa de menos de los ‘viejos’ campos?

"Sabor, incomodidad, familiaridad... yo creo que es todo, bastantes cosas juntas porque recuerdo por ejemplo muy bien de Atocha que era muy incómodo para la gente, y es que yo también he ido a Atocha como espectador. Recuerdo cuando ibas al campo una hora y media antes y ya estaba toda la gente de pie, detrás de las porterías todos, porque el que iba y no cogía sitio ya tenía que estar más 'apretujado' o más atrás. Pero eso al mismo tiempo te daba mucho, porque estábamos muy juntos, toda la gente de pie, animando... tenía una serie de cosas que ahora son imposibles de ver en un campo de fútbol. Cosas muy bonitas. Incluso también en la práctica buenas, porque para el equipo suponía mucho arrope".

"Recuerdo también ver desde el campo las caras de los socios que estaban en las primeras filas de Atocha, y me acuerdo de muchas de aquellas caras. Al igual que ellos nos veían y nos identificaban a nosotros en el campo, yo tenía identificados a muchos de los aficionados de la Real por la posición en la que estaban en cada partido".

-¿A qué sonaba Atocha?

"Hombre, a mí me sonaba a gloria, aunque yo creo que a los contrarios les sonaba diferente... era como familiar, como en casa. Como cuando te juntas con tu cuadrilla o estás en casa con tu gente. Una celebración. Es a lo que más lo asemejo, es como sentirte muy a gusto en una celebración y disfrutar de ello. Cada partido era especial, y los contrarios, a pesar de que lo pasaban mal, siempre han dicho que Atocha era un campo difícil, pero a su vez todos me han transmitido que también a ellos les traía recuerdos muy buenos. Por ejemplo jugadores del Real Madrid, Atlético, Barcelona... con los que coincidí en la selección, todos me hablan muy bien de Atocha".

Górriz: "Tenía identificados a muchos de los aficionados de la Real por la posición en la que estaban en cada partido"

-Ir a Atocha era como una especie de ‘ritual’ familiar…

"Y la incomodidad. Ya aparcar era incómodo. Había que entrar pronto al campo porque si no tu localidad la tenías en el aire, sobre todo la gente que se ponía de pie, los aficionados jóvenes que se colocaban detrás de las porterías... y por ejemplo también, cuando nosotros entrábamos al campo ya pasabas andando al lado de todos los aficionados. La gente entraba a vernos y nosotros salíamos a jugar, pero entrábamos casi juntos al campo, y eso te hace que desde una hora y media antes del partido ya hubiera esa unión entre la afición y el equipo".

-Si pudiera llevarse un trocito de Atocha al Reale Arena, ¿qué se llevaría?

"Seguro que me llevaría muchas cosas, pero sobre todo la salida al campo. Me parece que aquel pasillo tan estrecho, todo de piedra, el ruido de los tacos, pisar... recuerdo que todos nosotros íbamos pegados al equipo contrario. Esa sensación de fortaleza que te daba salir al campo y ver las caras de los contrarios al pensar que sabían lo que les venía encima... solo por el túnel ese que había, me quedaría con la salida".

-El último partido en Atocha fue también su último partido en activo. ¿Le dio pena no haber jugado ningún partido en Annoeta?

"Nunca. De hecho Toshack me propuso en mi último año antes de acabar aquella Liga de 1993 la posibilidad de hacer mi despedida en el último partido de Atocha o en el primero de Anoeta, porque para él era también un acto muy importante por el hecho de inaugurar un estadio nuevo, un equipo nuevo también... me dijo que lo hablara con mi familia y me lo pensara, y recuerdo que le contesté al minuto en el despacho en el que me notificó que ya no iba a seguir que no tenía nada que pensar, que yo quería que mi despedida fuera en Atocha, porque para mí Atocha era todo".

"Anoeta no me decía nada y Atocha había sido mi vida, por lo que no había nada que pensar ni consultarlo con nadie. Era una decisión propia, personal, y me quedé muy satisfecho de encima, poder decir hoy en día, que mi despedida oficial de la Real después de 15 temporadas fue aquel último partido oficial que se jugó en Atocha".

-Se quedó en 599 partidos, a uno solo de 600. Hoy en día parece complicado ya alcanzar esa cifra…

"Como todos los récords o todas las marcas. Es difícil pero siempre se baten. Ahora mismo el referente puede ser quizás Oyarzabal porque es un jugador muy joven y un jugador muy identificado con el club, con la Real, se ha involucrado siempre... yo le veo como un jugador que podría batir esa marca de 599 partidos. Es difícil porque tienes que estar muchos años y tener suerte con las lesiones, que los entrenadores confíen en ti... Además en el fútbol cada vez es más difícil, porque cuando un jugador destaca mucho normalmente siempre te viene algún club, manda mucho el dinero y se pueden ir.

En aquella época era diferente yo creo. Es verdad que el dinero era importante, que los clubes eran importantes, pero yo creo que el arraigo al escudo y al club también era fuerte. Muchos de mis compañeros de aquella época ese sentimiento lo llevábamos dentro. Yo también tuve alguna oportunidad de salir, y jamás puse nada por salir, al contrario, siempre puse mucho por quedarme".

-En lo que era Atocha, ¿qué siente ahora viendo la plaza, las casas nuevas…?

"Es un contraste de sentimientos. Por un lado lo veo tan diferente... y me da un poco de pena que no hayan dejado alguna cosa que identifique más toda esta zona con lo que fue el campo de fútbol de Atocha. Pero por otro lado me hago a la idea de cómo estábamos aquí, y es que donde estamos hablando ahora, estaríamos seguramente jugando dentro del campo y viendo la torre enorme. Acordándome de la portería de frutas... rápidamente puedo identificar el campo como estaba y como era. Fueron muchos años y muy bonitos, estas cosas son las que se te quedan en la cabeza para siempre y no te olvidas".

Górriz: "Me hubiera gustado que hubiera quedado alguna cosa más identificativa con Atocha en la zona para que los jóvenes de hoy pudieran ver un poco cómo era aquello, pero bueno, ya se lo transmitimos también para que lo sepan..."