A los aficionados más jóvenes de la Real hay que cuidarlos: un viaje delicioso
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Cada vez se ven más camisetas de Oyarzabal y Zubimendi
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El entrenamiento de este miércoles a puerta abierta
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La conversación con un joven aficionado que define a Álex Remiro: un ejemplo dentro y fuera del campo
La Real Sociedad ha llegado al primer parón de LaLiga con la sensación de que aún le queda mucho para alcanzar el nivel que se espera del equipo. Sí, las primeras jornadas pueden ser una prolongación de la pretemporada con las plantillas pendientes de cerrar, a lo que hay que sumar el absurdo que permite que empiece la competición con el mercado todavía abierto.
Pero no es menos cierto que los 12 puntos en juego ya no van a volver sea pronto, esté el equipo lejos de su nivel de forma, o no estén todavía arreglados los desajustes defensivos. Todo apunta a ser un año complicado con tanto cambio en el plantel y la salida de jugadores importantes.
Dentro de ese sinsabor es importante cuidar cualquier detalle, como el apoyo incondicional de los aficionados. Y en esta ocasión pienso en los más jóvenes. Después de varias semanas y sólo un entrenamiento abierto en todo el verano, la afición tiene este miércoles la posibilidad de ver a los suyos en Zubieta, sólo unos días antes de empezar de nuevo la ikastola.
Un viaje en autobús delicioso
La pasada semana me marché fuera un par de días. En el autobús iban sentados delante mío dos niños con camisetas de la Real Sociedad. Un niño y una niña para ser más exactos.
No pararon de hablar en todo el camino. Antes de arrancar el autocar ya les había dicho su ama que hablaran más bajo. Reconozco que me amenizaron todo el viaje que duraba poco más de una hora. "¿Quién es tu jugador favorito de la Real?", preguntó el niño. "Take Kubo", respondió ella. "¿Y el tuyo?", le cuestionó la niña. "A mí me gustan todos", contestó él.
El equipo txuri urdin fue el único tema de conversación de los dos en esos cerca de 80 minutos. Me lo pasé pipa. El chico besó el escudo como hacen los futbolistas, su hermana le retó a ver quién sabía más de la Real, analizaron hasta el último detalle del álbum de cromos en las páginas correspondientes a los blanquiazules, y se inventaron diferentes juegos. En uno de ellos la niña hacía con un dedo la silueta de un dorsal en la espalda de su compañero, y él debía adivinar qué número era y a qué jugador correspondía.
Pero mi momento favorito fue el del reto: "Hacemos un trato. Si adivinas en qué jugador estoy pensando te doy uno (le señaló un bolsita de regalices rojos). Puedes hacerme tres preguntas", le propuso la niña. Su hermano aceptó -yo también lo hubiera hecho ante una de mis debilidades culinarias-, y formuló sus tres preguntas:
- ¿Es bueno?
- Sí.
- ¡Kubo! - (ni se lo pensó).
- No, otra.
- ¿Es alto?
(Después de pensárselo un poco)...
- Sí.
- Oyarzabal.
- No.
(¿Remiro? sospeché yo, pero no).
- ¿Mete muchos goles?
- Sí.
(Contemplé la posibilidad de Sadiq, pero estaba equivocada).
- Brais.
- Tampoco.
La niña agarró fuerte su bolsita de regalices y la metió en el bolsillo. Me picaba la curiosidad a mí tanto como al niño.
- Es Zubimendi.
Reconozco que me reí desde mi asiento. Eso era hacer trampas con su propio hermano, que no se lo tomó mal ni le llevó la contraria con eso de que el '4' fuera un goleador.
Con esto quiero decir que al igual que hay cantera de jugadores en Zubieta, también hay 'potrillos' en la afición con muchas ganas de disfrutar de su Real. Es importante que sientan la cercanía de su equipo y de sus jugadores para que los sábados o domingos que toque ir a Anoeta sea la mayor alegría del fin de semana. Ellos nunca les van a fallar... ni con regalices ni sin ellos.