Braulio y Herrera empiezan por los cimientos
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El Real Valladolid no quiere volver a repetir determinadas situaciones que, a la vista está, no le han funcionado como se esperaba, y se está dando prisa para evitar caer en errores detectados. De hecho, la entidad pucelana quiere regresar a su pasado más exitoso y nostálgico y, recuperando el auténtico color violeta, llegar emocionalmente a cada aficionado para que se sienta 'más blanquivioleta que nunca'.
Pero no solo hay cambios institucionales; también en el terreno deportivo. Primero, con la contratación de un entrenador como Paco Herrera que estaba apalabrado con el suficiente tiempo como para que, en esta ocasión, fuera él quien esperara la permanencia matemática del club y no el club por él. Una vez salvado ese escollo, llegaron los fichajes y las confirmaciones, con unos días de antelación sobre lo normal.
Y es más, todos ellos tienen una característica común. Son de perfil defensivo. Algo que siempre se le había achacado al director deportivo gallego, centrado habitualmente en fichajes de vanguardia. Primero, el Pucela confirmaba que el lateral zurdo Ángel García será, a todos los efectos, jugador del primer equipo. Más tarde, llegaban los fichajes de Alberto Guitián, defensa central, y de Isaac Becerra, un seguro bajo los palos. Y esta semana era el turno de un lateral diestro como Markel Etxeberria y un mediocentro defensivo como Luismi Sánchez.
Fichajes, casi todos de larga duración, y para establecer las bases de un nuevo proyecto en una categoría en la que es fundamental no encajar tantos. De hecho, de los cuatro conjuntos menos goleados de la temporada recién finalizada, dos subieron de forma directa, y los dos restantes jugaron la final del play-off de ascenso. Herrera y Braulio saben que es un punto clave y por eso, el Real Valladolid 2016/2017 se apunta a un clásico: el mejor ataque es una buena defensa.