Una renovación poco fructífera para Luismi
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Perfil completo: "¿Quién es, realmente, Luis Miguel Sánchez?"
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Presentado: "La llamada del míster y Braulio me han convencido"
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Su grave lesión: "Una fecha diferencial en la carrera de Luismi"
El Real Valladolid ha presentado esta mañana a Luis Miguel Sánchez. Este centrocampista andaluz de 24 años llega procedente de la primera plantilla del Sevilla FC, aquélla con la que acaba de terminar el contrato de dos temporadas que firmó el 3 de julio del 2014. Este jerezano dio el último paso al profesionalismo con ilusión pero su renovación y su llegada a la plantilla que entrenaba Unai Emery no fueron positivas. El nuevo jugador blanquivioleta ha llegado al Nuevo Estadio José Zorrilla convencido por la llamada de Paco Herrera y Braulio Vázquez, como él mismo ha reconocido en su presentación, pero con el triste bagaje de 190 minutos con el primer equipo en dos temporadas.
Seis meses sin ficha
Esta última temporada no fue fácil para el nuevo jugador blanquivioleta. Ilusionado al tener dorsal del primer equipo y adquirir, por otra parte, el número '16' que defendió Antonio Puerta, Luismi vivía su campaña definitiva. Debía convencer y asegurarse esa plaza que parecía haberse ganado durante los muchos entrenamientos en los que el cuerpo técnico del primer equipo le había llamado años antes. La oportunidad no fue lo definitiva que él quiso porque ganó demasiada tristeza.
Con 180 minutos disputados en los primeros meses de la pasada temporada, el regreso de Federico Fazio al Estadio Ramón Sánchez Pizjuán dificultó su continuidad hasta el punto de quedarse sin dorsal. Con Gaël Kakuta en la rampa de salida pero sin ofertas convincentes, salvo aquella que le llevaría hasta China un mes después y con el mercado invernal cerrado en España, el Sevilla tomó la drástica decisión de dejar sin ficha al nuevo jugador blanquivioleta.
Luismi vivía el sabor amargo de una renovación ilusionante pero que le dejó durante los últimos seis meses de competición sin opciones de competir. Pese a llamadas de la categoría de plata y el interés serio del CD Numancia por hacerse con sus servicios, Luismi aguantó el chaparrón. Entrenó, creció y mejoró sin opción ninguna de ir convocado con el primer equipo. Desde la grada vivió las dos finales del equipo hispalense pero sin opción de vestirse de corto.
Un sueño truncado
El jerezano, dos años antes de este triste final, había firmado una renovación que no le dio esa oportunidad que él soñaba con encontrar. Cuando firmó su último contrato con el Sevilla no pensaba que éste sería el comienzo de su fin en el club con el que ha vivido sus mejores momentos y por el que luchó y trabajó para superar una fecha imborrable en su carrera. Con todo ello, el final fue el peor posible, aquél que no deja ni la oportunidad de demostrar lo que uno vale o lo que ha demostrado para tener esta oportunidad.