Derrota de evidencias

Daba igual cómo. La visita del Club Deportivo Numancia al Nuevo Estadio José Zorrilla debía suponer tres puntos para el Real Valladolid. Sin menosprecio hacia el rival, los de Luis César Sampedro debían ganar a los de Jagoba Arrasate. No valía otro resultado. El objetivo era la victoria y el Pucela debía afrontarla "sin medias tintas". Ganar o ganar. El resumen del partido estaría en el resultado y con él, el partido del Real Valladolid este domingo ha sido desastroso. No por la derrota, que también, sino por la remontada sufrida.

 
Más allá de lo que pueda mostrar el marcador, el duelo estuvo diferenciado, en el primer acto, por el acierto goleador del Real Valladolid y de Jaime Mata, más concretamente. Gracias a él, el cambio de sistema parecía positivo en la primera parte y el equipo local pudo valorar de buena forma las aportaciones de un novedoso centro del campo. La unión entre Alberto Guitián, Anuar Tuhami y Antonio Cotán dejaba un Real Valladolid muy llegador desde la segunda línea. Todo era ilusionante. Era.
Una variante de la que se pudo aprovechar el equipo local en la primera parte pero que hizo aguas, como todo el equipo, en el segundo acto. La remontada del Club Deportivo Numancia, marcada por la expulsión de Kiko Olivas, demuestra las muchas evidencias que tiene el Real Valladolid en esta etapa. La última media hora de juego del equipo de Luis César Sampedro muestra el triste camino que ha adoptado este Pucela. Sin ideas, fuerza ni convicción, los pucelanos claudican en casa y se quedan con la elocuente racha de una victoria de ocho partidos y sólo siete puntos de los últimos 24. Dos datos que evidencian los muchos problemas del Real Valladolid.

Mata vuelve a decidir

"Trabajo con personas" es una de las frases más escuchadas por Luis César Sampedro en sus última intervenciones. En la previa a este duelo añadía que "cuanto más repites algo más daño puedes hacer". Con todos estos preámbulos nadie podía imaginar que cuando se anulaba el tanto a Manu del Moral en el minuto dos de partido, el Real Valladolid pudiera ir ganado por dos tantos al tiempo de descanso. El miedo a los inicios de partido está comenzando a ser endémico en el Nuevo Estadio José Zorrilla. Los pucelanos salen agarrotados en los primeros compases. Cuestan mucho los primeros 10 minutos y en el seno blanquivioleta asusta.
Por suerte y para combatir ese miedo, Jaime Mata recuperaba el acierto. Si bien Luis César aseguraba que el equipo no tiene acierto puntería en las últimas semanas, de ahí un trabajo específico esta semana, el '9' blanquivioleta despejaba todas las dudas en apenas cuatro minutos. Dos acercamientos sobre la meta soriana y el máximo goleador pucelano rompía el partido. Dos zarpazos y una brillante diferencia en el marcador.
El madrileño, acompañado de la generación de 1995 en el ataque, desprendía un rayo de esperanza sobre un dubitativo Nuevo Estadio José Zorrilla. Con los goles, el partido no cambiaría en exceso. Los acercamientos se seguían dividiendo entre unos y otros. Los locales disfrutaban de sus oportunidades pero los sorianos, en su medida, también. Higinio Marín y Manu del Moral, dos expucelanos, no dejaban descansar a Jordi Masip que se marchaba al túnel de vestuarios en el descanso con la sensación de peligro rival metida en el cuerpo. Un preámbulo de lo que sería el segundo acto.

Alternativas y distancias recortadas

Comenzaba la segunda parte del duelo y el camino era muy similar. La sensación de peligro se vivía en ambas porterías. El ataque blanquivioleta y el soriano llegaban al área rival. Los pucelanos buscaban la sentencia pero los numantinos engancharse al partido. Alternativas había para los dos equipos. Condicionadas ambas defensas por las amonestaciones a sus defensas centrales, la tensión se apoderaba de cada equipo al ver correr a su rival hacia su portería.

Con todo, el encuentro veía pasar los minutos y mientras Jagoba Arrasate tomaba cartas en el asunto con sus dos primeros cambios, Luis César Sampedro prefería esperar al último tramo del partido. El equipo estaba dentro de la dinámica que el entrenador parece querer. La defensa adelantada del Real Valladolid generaba opciones de ataque para el conjunto local pero, también, espacios para el rival. En una de esas opciones, Nacho Sánchez anotaba un gran gol para recortar distancias y marcar el comienzo del fin.
30 minutos para el final del partido y los de Sampedro debían sufrir. En ese momento tenían que apretar los dientes para ganar y buscar un tanto más para no sufrir en exceso. Comenzaba un nuevo partido para el último tercio del duelo en el que el Pucela seguiría recibiendo malas noticias. Seis minutos después del tanto, Kiko Olivas era expulsado y se confirmaba que los blanquivioleta deberían sufrir pero no para ganar, sino para puntuar.

Un Pucela roto

Quedaban 20 minutos para el final y el Club Deportivo Numancia empataba. Un tanto a balón parado de Carlos Gutiérrez igualaba las fuerzas en el marcador de un duelo que se inclinaba de forma clara sobre la meta de Jordi Masip. Al Real Valladolid le tocaba cambiar de mentalidad y sin grandes variantes en el banquillo en el banquillo para cubrir la baja de Kiko Olivas en el eje de la defensa. La inferioridad numérica del equipo blanquivioleta marcaba el tramo final del partido y debilitaba a un Pucela que se rompía cada minuto que pasaba.
Al Real Valladolid se le hacía muy largo el partido y la remontada total del Club Deportivo Numancia llegaba por inercia. Si el balón parado era uno de los puntos más fuertes del Real Valladolid durante esta temporada, en esta ocasión era el mayor peligro. Nuevamente, y tras el empate de Carlos, los de Jagoba Arrasate daban la vuelta al partido con un tanto de Guillermo tras un saque de esquina. El tercer tanto del equipo soriano rompía todos los esquemas de un Pucela que se diluía en la segunda parte y, sobre todo, en la última media hora.
Con todo, la sensación de que el Real Valladolid perdía un partido que tenía ganado se apoderaba, de forma total, del Nuevo Estadio José Zorrilla. Si el Pucela debía afrontar "sin medias tintas" la visita soriana, ésta demuestra, sin ellas, que los de Sampedro no están en buen momento. Sin más. Parecen rotos y, lo que es peor, sin reacción.