Este Pucela toca fondo

La situación del Real Valladolid no es fácil. Es una de esas dinámicas en la que se duda de todo. Del trabajo, del estado físico y del liderazgo de Luis César Sampedro. Comenzando por el entrenador gallego, su regreso al Estadio Carlos Belmonte era una prueba de nivel y exigencia para su motivación y, ante todo, para la confianza que se puede tener sobre él. Con ello, el duelo ante el equipo manchego que dirige Enrique Martín Monreal suponía una visita que exigía seguir "buscando los motivos" para creer en un equipo que lleva dos meses en una larga caída. Moral y futbolística.

Con todo y tras 90 minutos de juego, la visita vallisoletana al Estadio Carlos Belmonte supone un empujón más hacia el abismo. La nueva derrota del Real Valladolid deja en una situación muy delicada al equipo blanquivioleta, al proyecto de Miguel Ángel Gómez y a la confianza sobre Luis César Sampedro. Si la previa estaba marcada para encontrar motivos para una nueva ilusión, tras el partido todo hace buscar justificaciones y porqués para seguir creyendo en un conjunto con una racha de una victoria en 11 partidos oficiales y de siete puntos sobre 24 posibles.
La mala dinámica no cambia y el Pucela suma su tercera derrota liguera consecutiva. Todo después de que Luis César variara, en parte, sus ideas. Parece que ya no sigue creyendo en un once muy definido y, en esta ocasión, su apuesta rompía la de jornadas atrás. Destacando la oportunidad a Fernando Calero y Deivid Rodríguez, una pareja que se estrenaba en este duelo, el equipo formaba con grandes novedades. El regreso de Borja Fernández y Luismi Sánchez tras su sanción, marcaba el planteamiento de un equipo que formaba con Javi Moyano en el lateral izquierdo y con un centro del campo con tres futbolistas, al unir a Anuar Tuhami a la pareja formada entre '8' y '6'.

Errores que cuestan caro

En la previa al partido Luis César Sampedro hubiera pagado por asegurar que lo que necesita su equipo es seguridad, fortaleza y fuerza. Son detalles muy lejanos de la propuesta blanquivioleta y que, obviamente, siguen costando muy caro a los pucelanos. Cualquier error se paga en LaLiga 1|2|3 y debilita al equipo vallisoletano. Si la propuesta pucelana ya no es férrea ni convincente desde el inicio, cuando recibe un gol, cae muchos enteros. ¡Y ya es decir!
Esa pequeña efervescencia del inicio se pudo ver en el Estadio Carlos Belmonte. El Real Valladolid, para evitar recibir un gol tempranero, intentó imponer su estilo y ritmo en el inicio del duelo. Quiso dominar el partido, y cerca estuvo de hacerlo. Jaime Mata caía en el área pero el colegiado alicantino Saúl Aris Reig no decretaba penalti. Alrededor de esa jugada caía una ocasión muy clara de Óscar Plano. Sin anotarlas, el partido dejaba una oportunidad al Albacete Balompie que, su gran estrella no desaprovechaba.
Roma Zozulia anotaba el primer tanto del encuentro y rompía los esquemas del Real Valladolid. Los pucelanos se debilitaban y perdían la consciencia. Tras el tanto del delantero ucraniano, el partido caía del lado local. Pese a ser el minuto 19, los manchegos daban un golpe sobre la mesa. Lo hacían porque la debilidad psicológica del conjunto blanquivioleta volvía a marcar una primera parte en la que los albaceteños no llegaron a dominar pero sí a tener las ocasiones más claras.
Sin un gran convencimiento, los pupilos de Enrique Martín Monreal se aprovechaban de la debilidad que tiene este Real Valladolid para superar los golpes y, así, ganar una importante ventaja en el marcador. Rompían el partido y veían cómo le costaba reaccionar al Pucela.

Impropia reacción

Llegaba el descanso y la sensación era de que el Real Valladolid necesitaba el tiempo de vestuarios. Luis César y los suyos exigían poner en común las sensaciones del partido para buscar una reacción que parecía obligatoria. En ese momento, los pucelanos no podían ir a peor, pero lo consiguieron. Los 12 primeros minutos tras la reanudación obligaban a que los blanquivioleta tomaran cartas en el asunto y, para ello, Luis César Sampedro realizaba dos cambios antes de llegar a la hora de juego.

Dos sustituciones y un cambio de sistema para intentar dar fuerza a un Real Valladolid que hacía aguas en todos los sentidos. Si ya parece normal mostrar fragilidad defensiva, en esta ocasión se unía la poca consistencia ofensiva del equipo. El Real Valladolid no tenía fuerza ni ideas y, por ello, Míchel Herrero y Toni Villa entraban para los últimos 33 minutos de partido. Casi a la desesperada, el Real Valladolid intentaba variar el partido y olvidar una cuestionable reacción del Pucela tras su paso por los vestuarios.

Villalibre anima el partido

La idea del Real Valladolid era otra. Supuestamente, la entrada de dos cambios cambiaban la propuesta blanquivioleta pero Roman Zozulia se empeña en no dejarla ver. El doblete del delantero cedido por el Real Betis parecía sentenciar el partido hasta que la entrada de Asier Villalibre sí mostraba cambios en la dinámica del Real Valladolid. Con el '2' sobre el terreno de juego, el conjunto visitante daba un paso al frente. Marcaba y cerca estaba de empatar con el delantero vasco como gran protagonista.
Asistente del gol que anotaba en propia el central Mickael Gafoor, el de Gernika pudo empatar el partido pero su disparo se marchaba fuera por escasos centímetros. La reacción, por fin, llegaba al Real Valladolid y sólo quedaba esperar que tuviera fuerza. Tristemente esa reacción fue efímera y el Albacete Balompié volvía a hacerse el dueño del partido.
Sabiendo leer qué necesitaba el partido y jugando con los nervios del equipo visitante, el conjunto manchego veía pasar los minutos sin ver peligrar la victoria. Desde esa clara ocasión de Asier Villalibre en el área de Tomeu Nadal, los de Luis César Sampedro no se acercaron más a la meta del cancerbero balear y el partido terminaba con la sensaciones más cercanas sobre un tercer gol local que un segundo del Pucela. En definitiva, un sonrojo más. Otro más en la dura historia reciente del Pucela y en la presente temporada.