Zorrilla sigue confiando
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Luis César: "No hay que parar de ganar"
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El análisis individual de la victoria del Pucela
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Así vivimos la visita del Reus Deportiu
Se acaban las oportunidades en el seno el Nuevo Estadio José Zorrilla y, a su vez, la paciencia del entorno pucelano. Con las ilusiones al límite y la obligación de hacer bueno el empate (0-0) ante el Club Deportivo Lugo, el Reus Deportiu llegaba al feudo blanquivioleta en una previa llena de exigencia para el equipo blanquivioleta. Los pucelanos no podían fallar más y menos ante su gente, aquélla que se reunió en más de 7.000 personas este sábado.
La necesidad de ganar era alta y, para ello, Luis César Sampedro seguía confiando en el once del duelo en el Estadio Anxo Carro. Con Míchel Herrero como mediapunta y con Luismi Sánchez y Borja Fernández en el doble pivote, los pucelanos firmaron dos partes muy diferencias. Por el tempranero gol de Jaime Mata, la mentalidad blanquivioleta, la reacción catalana y la expulsión de Kiko Olivas, la segunda parte nada tuvo que ver con los primeros 45 minutos.
Entre la expulsión del '4' blanquivioleta y la doble amarilla de Vítor Silva, jugador del Reus, en el tiempo de descuento, el Real Valladolid sufrió. Y mucho. Tuvo que achicar muchos balones y vivió en zonas que nunca habría querido tocar pero el partido se puso muy feo. En un duelo que nunca gusta jugar, los de Luis César Sampedro suman una importante victoria. Tres puntos que les llevan hasta los 51, tierra que no deja aún alcanzar la sexta plaza pero que mantiene la esperanza y la confianza para el futuro.
Mata siempre diferencial
Son muchas las ocasiones esta temporada en las que el Real Valladolid ha tenido que remar con fuerza para superar un golpe inicial. El equipo de Luis César Sampedro parecía entrar débil a los partidos y perdía ese margen de error que todo equipo debe tener en un partido. En esta ocasión, y exigiéndole un plus de fuerza, motivación y ambición, Jaime Mata volvía a ser diferencial. El punta del Real Valladolid sigue sumando goles en una inmejorable temporada.
En esta ocasión, el tanto del '9' llegaba a los cuatro minutos del partido tras una asistencia de Óscar Plano. La unión entre los madrileños volvía a ser determinante para un Pucela que comenzaba ganando un duelo en el que no podía fallar. La victoria era obligatoria para seguir alimentando las ilusiones vallisoletanas y la inercia inicial así invitaba a pensar. El duelo se ponía de cara pero no estaba, ni mucho menos, cerrado. Pese a la dificultad compartida por ambos equipos a la hora de asumir una remontada, el equipo de Aritz López Garai vendría muy cara su piel.
Desde un ritmo de juego lento, con pocas ocasiones pero mucho peligro desde el balón parado, el Real Valladolid debería sufrir las acometidas del equipo catalán en un partido que en los primeros 45 minutos pareció estar dominado por el equipo de Luis César pero que, tras el paso por vestuarios, generó pitos en la gradada. Una dura sensación que fue creciendo en el segundo acto. Nada sonreía al Pucela.
El dominio de juego, balón y posición de la primera parte era blanquivioleta. Míchel Herrero sigue haciendo méritos para ser titular en el centro del campo pucelano y con él, el Pucela parecía tener controlado un partido que dio un fuerte giro tras el descanso y que se potenció cuando se rozaba la hora de juego tras la expulsión de Kiko Olivas. Como ocurrió en el Estadio Anxo Carro, el duelo daba un giro para el último tramo del partido, aquél en el que Jaime Mata ya había confirmado que sigue siendo diferencial.
Largo peaje
Sin el '4', el Pucela debía reconstruir su defensa y Luis César no tardó. Nacho Martínez sustituía a Míchel Herrero. El Pucela entendía qué tipo de partido debía hacer y desde el banquillo se le preparaba para él. Los pucelanos cerraban líneas para intentar conceder poco en las inmediaciones de su área y poder encontrar algunas ocasión que hiciera cerrar el partido. Antes de buscar el segundo gol, obviamente, el Real Valladolid quería no sufrir, hecho que parecía altamente complicado. La última hora de juego se iba a hacer larga, muy larga.
Sin ocasiones pucelanas sobre la meta de Édgar Badía, el Real Valladolid alargaría el tempranero gol de Jaime Mata a la vez que el peligro del Reus Deportiu se iba disminuyendo. La fuerza con la que los catalanes habían conseguido iniciar el segundo acto y el espaldarazo con la expulsión de Kiko Olivas se vieron frenadas con el paso de los minutos. Avanzaba el partido y el Pucela, sin llegar a sentirse cómodo, se deshacía progresivamente de la insistencia visitante.
Poco a poco el marcador iba haciendo ver a la victoria más cercana. Pasaban los minutos y la posibilidad de seguir sumando era una realidad. Con el pitido final de un criticado David Pérez Pallás, el Real Valladolid sumaba tres puntos importantes. Una victoria de cierto prestigio para seguir confiando en el play off. Si bien es cierto que la irregularidad pucelana y el pobre juego del equipo en muchas fases de los partidos no deja creer en el equipo, la clasificación y los números sí dejan confiar en un objetivo que, a nivel de juego y sensaciones, puede estar muy lejos pero que, en cuestión de puntos, sigue estando cerca.