¿Por qué no podemos soñar con el play off?
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Así vivimos, en directo, el duelo de Los Pajaritos
Entre Oviedo y las matemáticas. Así se encontraba el Real Valladolid en la previa a visitar el Nuevo Estadio de Los Pajaritos de Soria. Intentando volver al nivel de juego del Nuevo Estadio Carlos Tartiere, los de Sergio González siguen utilizando las cifras para soñar con el posible entrada en el play off. Esas pequeñas opciones pasaban por el duelo ante el Club Deportivo Numancia, un rival en inmejorable racha que, en teoría, iba a exigir la mejor versión del Pucela.
Para seguir estirando las opciones y las posibilidades del play off, el Real Valladolid daba continuidad al once de las últimas semanas. La base sería la misma. Recuperando a Javi Moyano y Jaime Mata, insertando a Borja Fernández en el centro del campo y confiando en el frente ofensivo de Pablo Hervías, Toni Villa y Óscar Plano, el Pucela pelearía para no poner final ni su cuento, ni a su sueño ni, por supuesto, a su objetivo.
Pasados los 90 minutos de juego, todo sigue abierto y el sueño está más vivo que nunca. Un partido sin grandes alardes, ocasiones ni ritmo vale para que el Real Valladolid pueda seguir creyendo que el play off y la pelea por el ascenso son reales. Todo tras un gol de Borja Fernández en una acción a balón parado en un partido maduro y fiable de un equipo de Sergio González que sigue dejando gotas de esperanza desde la llegada del entrenador catalán.
Pelea sin peligro
Llegaba el descaso y ambos equipos encaraban el túnel de vestuarios sin grandes recuerdos de los primeros 45 minutos. Ni unos ni otros se habían acercado con mucho peligro a la meta rival. Aítor Fernández y Jordi Masip eran meros espectadores de los sucedido en la primera parte. Salvo por una ocasión reseñable de Saúl García al poco de comenzar el partido y la sensación de peligro que siempre genera Jaime Mata en el área rival, ni sorianos ni pucelanos creaban ocasiones de gran peligro. Peleaban, luchaban y bregaban pero sin acierto, ya no en el último pase o acción, sino en toda la creación. Las fuerzas se perdían en la pelea en el centro del campo.
Con todo, los minutos pasaban en el Estadio de Los Pajaritos y se llegaba a descanso dentro de un clima festivo, tras la segunda mejor entrada en Soria, y de buen ambiente entre las aficiones. Cada una en su objetivo esperaban un plus ofensivo que nunca llegó hasta que Díaz de Mera señaló el tiempo de descanso. Tras el paso por vestuarios se iba a exigir un cambio de dinámica y un plus en el ataque de ambos equipos, pero nada fue real. El partido estaba marcado para el empate inicial. Tan plano e intrascendente era el duelo que llegados a la hora de juego, ambos entrenadores movieron pieza. Hasta ese momento, nada ni nada aseguraba un gol y, posiblemente, ni una buena ocasión.
Jagoba Arrasate, con la entrada de Manu del Moral, fue el primero que tomó parte en el duelo y, poco después, Sergio González con Giannis Gianniotas. Ambos querían un plus ofensivo que pudiera abrir el partido. Necesitaban espacios, presencia ofensiva y alternativas en ataque. Dos simples movimientos pero muchos detalles que leer para el último tercio del partido.
El peso del balón parado
Los cambios tenían grandes objetivos pero poco realidad. Pese a que Giannis Gianniotas inyectaba verticalidad al equipo pucelano, para convertirse en el mejor del equipo local, el área de Aítor Fernández seguía sin tener mucho trabajo. El duelo seguía exento de grandes ocasiones y sólo un detalle hizo cambiar el camino del duelo. Una falta lateral, lanzada por Míchel Herrero, era rematada por Borja Fernández. A 10 minutos del final, el Pucela mandaba sobre el partido y se volvía a enganchar al sueño de play off. Sólo quedaba aguantar el resultado y evitar una nueva locura en una visita vallisoletana a Soria.
Sin grandes alardes ni buenas ocasiones, el Pucela tomaba ventaja ante un Club Deportivo Numancia que despertaba tras el gol. La desventaja y una mano de Anuar Tuhami, que, por posición, rozaba el penalti, animaron el juego de un ramplón CD Numancia que, con más corazón que cabeza y realidad, vivió en las cercanías del área de un desaparecido Jordi Masip los últimos cinco minutos.
Fueron pequeños intentos de gol pero sin aparente miedo que sí asustaron al Real Valladolid pero que no llevaron peligro real. Con todo, los tres puntos se iban a Valladolid junto a los más de 300 espectadores desplazado hasta Soria, aquéllos que se hacen la pregunta más repetida por el mundo balnquivioleta: ¿Por qué no podemos soñar con el play off?