El disfraz que hizo llegar a Ronaldo al Camp Nou
Hablar de Ronaldo Nazário, máximo accionista del Real Valladolid, es hacerlo a nivle de jugador, por petición propia, del Real Madrid. El brasileño recuerda con mucho más honor y alegría su etapa en el Estadio Santiago Bernabéu que la que vivió años antes con el Fútbol Club Barcelona, entidad a la que su Pucela se enfrentará este sábado, desde las 20.45 horas.
Pese a la diferencia de cariño por un equipo u otro, el dueño del club blanquivioleta siempre ha recordado la etapa en el equipo azulgrana como una fase determinante de su carrera. Pese a estar sólo una temporada, lo vivido aquella campaña 1996/1997 fue crucial para un delantero que, después, haría historia en el fútbol.
47 goles como azulgrana
Aquellos 12 meses en el Camp Nou dejaron al jugador con tres títulos (Copa del Rey, Recopa de Europa y Supercopa de España) y con dos premios individuales, Pichichi de LaLiga y Bota de Oro. Los 47 goles sumados aquella temporada fueron cruciales para el éxito de un equipo que perdió el titulo liguero ante el Real Madrid de Fabio Capello.
Nadie duda de que aquella campaña fuese mágica para el Club y el jugador pero lo que no se sabe con tan claridad es cómo se dio el fichaje del brasileño y lo que tuvo que hacer Joan Gaspart, entonces vicepresidente del Club, para cerrar el traspaso del jugador.
Ronaldo Nazário hizo 47 goles en 49 partidos como jugador del Fútbol Club Barcelona
En unas declaraciones a goal.com, el histórico directivo azulgrana confiesa que tuvo que vestirse de camarero para conseguir la firma del jugador. Tras llegar a un acuerdo con el PSV Eindhoven de 15 millones de euros, récord en aquel momento, el equipo holandés se arrepintió e hizo todo para bloquear la operación.
"Teníamos que lograr el beneplácito del jugador y conseguir su firma antes del 15 de julio, cuando el pacto que teníamos con el PSV pasaría a ser nulo", aseguró Gaspart. Dado que el Club no quería desprenderse del jugador instó a la selección de Brasil, con la que Ronaldo estaba concentrado, a prohibir el contacto del jugador con el exterior. La firma se complicaba.
Una firma sobre la cama
"Había dos gorilas que no me querían dejar pasar de ninguna de las maneras, para ver a Ronaldo o a cualquier otro jugador", contó un Gaspart que, tras conocer a un camarero español que "me prestó su traje, una bandeja y una Coca-Cola", lo consiguió.
Así, "me disfracé, les di los buenos días a los dos gorilas y les dije que el huésped de tal habitación había pedido un refresco". "Me dejaron pasar, piqué en la puerta de Ronaldo y me abrió él mismo", narró. El jugador "no entendía nada", confirmó un Gaspart que recuerda que Ronaldo estampó su firma con el Fútbol Club Barcelona "encima de la cama".
Ahora, casi tras 23 años de aquello, Ronaldo Nazário regresará al Camp Nou, pero lo hará como máximo accionista del Real Valladolid y no como aquel delantero que dejó un imborrable recuerdo en el único año que fue culé.
