Por segunda semana consecutiva, el Real Valladolid Promesas vio como se le escapaban puntos en el último suspiro. En un duelo igualado en el que logró ponerse por delante, terminó viendo como el Unionistas CF le empataba con un gol de su portero Carlos Molina en la jugada final.
El guion del partido quedaba claro desde el inicio. El dominio correspondía a los locales, que intentaban llegar con envíos en largo, mientras los charros se pertrechaban bien atrás esperando cazar alguna jugada a la contra para sorprender a su rival. Los de Roberto Aguirre apenas pisaban el área contraria y cuando lo hacían era a través de balones parados que ponían en alguna que otra complicación a los vallisoletanos.
Waldo Rubio no tardaba en avisar con un disparo desviado, pero era el único peligro que los hombres de Miguel Rivera conseguían llevar a la meta blanquinegra en los primeros minutos de juego. Sin embargo, antes del tiempo de descanso el encargado de variar el ritmo del encuentro era Raúl Navarro. A falta de presencia en las áreas, el lateral se plantaba en la frontal y no se lo pensaba dos veces. Su zurdazo sorprendía a Molina, que estaba lento para reaccionar, y se colaba ajustado al palo izquierdo.
Era el picante que necesitaba el partido para desperezarse y empezar a ofrecer otra cosa a parte de emoción, igualdad e incertidumbre. De hecho, acto seguido, el central Admonio Vicente hacía lucirse a Samu Pérez, que sacaba una gran mano en un remate de cabeza del bisauguineano.
En la segunda mitad variaban los papeles y era el Unionistas el que disfrutaba de la posesión del esférico. Pese a ello, no conseguía atravesar los tres cuartos de campo. Además, las sustituciones e imprecisiones en ambos equipos no favorecían la continuidad del juego.
Aunque Waldo lo intentaba para el filial, era el conjunto salmantino el que terminaba el choque en el área rival y acosaba a los vallisoletanos a base de pelotas paradas.
El recién ingresado en el terreno de juego Juan Francisco Góngora era el encargado de servir los balones. En el primero, los visitantes rozaban el gol en un remate en propia puerta de Mohamed Salisu. En el segundo, iban a encontrar el premio y de qué manera. El despeje de Samu Pérez dejaba el cuero dividido en área pequeña y el cancerbero Molina aprovechaba la indecisión de la defensa blanquivioleta para establecer el empate de cabeza en el último instante. No había más jugadas tras ello. Era la última.
De la manera más inverosímil, el Real Valladolid Promesas perdía dos puntos que le habrían aportado tranquilidad en su lucha por la permanencia. Aún así, todavía aventaja en cuatro al play out y a la zona de descenso, a pesar de las victorias de los equipos de abajo.