Un Zaragoza muy verde se apea de la Copa de malas maneras

Luis Milla tiró de los menos habituales para afrontar la primera ronda de Copa del Rey, sin ningún complejo, reservando a los demás para el sábado ante el Levante. La apuesta fue valiente, pero no funcionó. El equipo fue un flan, sobre todo en la parte de atrás, y muchos jugadores demostraron estar muy verdes para duelos de esta envergadura. Horrible noche en La Romareda, escenario de grandes gestas coperas, que no vio mucha solución en la llamada Unidad B.

 
El peor parado de la noche fue sin duda Macky Bagnack. A los cinco minutos quiso regatear en el centro del campo siendo el último hombre, perdió el balón y Míchel hizo el primero de la noche. Fue un fallo grosero, de los que duele mirarlo repetido y que marca demasiado a cualquier futbolista y más a uno que viene de unos meses oscuros en su trayectoria. No solo fue esa acción. El segundo gol se lo metió el camerunés en propia puerta, en lugar de dificultar el remate a De Tomás. El central africano estuvo muy perdido. Hay que preguntar a Milla por qué no confió en Subías o Zalaya, que habían hecho una pretemporada muy satisfactoria.
El Real Zaragoza estuvo mal en general. Popa también demostró estar lejos de un nivel de Segunda división española. Ratón evidenció su inexperiencia y toda la zona de atrás fue un coladero. Paco Herrera también lo vio y ordenó presionar arriba. La falta de madurez todavía fue más palpable. Los aragoneses no salían de su campo.
El único bagaje ofensivo del Real Zaragoza en la primera parte fue un disparo desde fuera del área de Edu García, que fue el más destacado con diferencia con este disparo y con una jugada que acabó en un taconazo para Juan Muñoz. Poco más. Mucha preocupación en el zaragocismo por ver que puede pasar si empiezan a fallar los primeros espadas. Mucha.
Tuvo algún amago de reacción el Zaragoza en el inicio de la segunda mitad, presionando arriba y plasmado en una chilena de Juan  Muñoz, pero pronto se pasó ese efecto gaseosa. Milla quitó en cuanto pudo a Bagnack y metió más poso con Erik Morán.
La cara del partido no cambió demasiado. El Valladolid bajó el pistón y el equipo local estaba un poco mejor asentado. Había más presencia zaragocista en el campo rival y fruto de ello llegó un saque de esquina, que fue aprovechado por Razvan Popa para anotar un gol que daba esperanzas a la grada.
El panorama cambió más bien poco. Luis Milla metió a Buenacasa por Lasure para intentar tener mayor presencia ofensiva con dos puntas natos. Se acercó en alguna ocasión el Zaragoza, sobre todo en una acción de Barrera, pero no se respiraba peligro y así se acabó la breve aventura copera del equipo zaragocista.