Soro, entre puertas y galones

Cada cierto tiempo, la pretemporada sirve para algo más que para armar un equipo. En esta ocasión, el Real Zaragoza se ha encontrado con Soro, una perla de la cantera cuyo camino debía producirse más despacio, pero al que el talento ha acelerado hasta llevar irremediablemente al primer equipo.

Pese a la cautela con la que se trató su aparición desde el primer momento, no hay más remedio que dejar que el fútbol siga su curso. Cuando un jugador cuenta con el talento y la madurez que ha mostrado el centrocampista aragonés, no queda otra que permitir que escale los peldaños de dos en dos en busca de alcanzar la cima.

Las lesiones en la preparación obligaron a muchos jugadores extremadamente jóvenes a tomar la responsabilidad de representar al Real Zaragoza, y desde el club se esperó que alguno de ellos pudiera llamar a la puerta del primer equipo. Con sus actuaciones, muchos de ellos lo hicieron y en el caso de Soro, directamente la derribó de un zapatazo, como el que sirvió para la victoria frente a la Real Sociedad.

Alta competencia

Sin embargo, Imanol Idiakez sigue pidiendo cautela con el jugador, que recién acaba de superar su época juvenil, y al que el técnico no quiere convertir en un “cadáver futbolístico”. Pero el primer paso ya está dado. Alberto Soro ya ha vestido la elástica del primer equipo blanquillo. Lo hizo en los últimos minutos tanto en Reus como en el partido frente a Las Palmas. Sólo le falta tomar galones para acabar de convertirse en un jugador importante.

Por el momento, lo que ha demostrado Idiakez es que todavía hay jugadores por delante en su lista de preferencias. Se trata de una demarcación, la mediapunta, muy poblada en la plantilla zaragocista. Nombres como los de Buff, Pombo, Pep Biel o Papu, pueden adaptarse a ella, en competencia directa con el aragonés. En los dos primeros encuentros el puesto fue para Buff, en el tercero, para Pombo. Y si bien Pep Biel parece por detrás, habrá que ver cuando Papu esté en plenitud física. Una dura pugna para un Soro que cuenta con la ventaja de poseer un talento inconmensurable y una juventud que le permite, sin desesperar, mantenerse a la espera.