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Deshielo en la relación entre Real Zaragoza y Ayuntamiento

D.M.

El verano queda atrás y con él la tensa relación que se ha vivido entre el Real Zaragoza y el Ayuntamiento de la ciudad liderado por Zaragoza en Común. Desplantes y declaraciones cruzadas que tienden hacia la distensión tras la nueva reunión mantenida entre ambas partes el pasado jueves.

Ambas partes tienen pendiente una ayuda de 800.000 euros aprobada por el Ayuntamiento con la oposición del grupo morado, que a la postre es quien gobierna. Desde el consistorio se apuesta por la ejecución de la partida siempre y cuando no suponga una ayuda directa al club. Por contra, se han planteado fórmulas como la de mejorar el estadio municipal de La Romareda o el fomento del fútbol base.

No convence al Real Zaragoza. Desde el club se apostó por tensar la situación durante el verano, con la decisión de evitar la visita protocolaria al consistorio que suele realizarse tras la visita a la Basílica del Pilar. Ese mismo día, el presidente Cristian Lapetra tuvo una duras palabras hacia el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza. Una complicada situación, que pese a todo, está condenada al entendimiento.

Así, esta nueva reunión, en la que estuvieron presentes Pablo Muñoz, consejero de Urbanismo y Pablo Híjar, concejal de Deportes; por parte del club blanquillo los representantes fueron Luis Carlos Cuartero, director general de la entidad, el vicepresidente Fernando Sainz de Varanda y Juan Forcén, miembro de la Fundación Zaragoza 2032. Si bien ambas partes trataron de acercar posturas, las diferencias todavía son amplias y las soluciones poco claras.

Acercamiento de posturas

Aunque desde el Real Zaragoza no se valoró la reunión, Pablo Híjar mostró su satisfacción por “la recuperación de las relaciones institucionales entre el ayuntamiento y el Real Zaragoza”. Reiteró además las líneas de su propuesta, que pasan por “el apoyo al deporte base y las inversiones en La Romareda”. Añadía además con moderado optimismo que “siguen existiendo muchas diferencias, también hay posibilidades de acuerdo”.

En cualquier caso, el tiempo apremia y la solución debe darse con la máxima celeridad posible “Tenemos que tener cierta celeridad con el destino de esta partida porque cuando se acerca el cierre presupuestario ya no se pueden ejecutar”. Y añadía que “además, cualquier ejecución de un convenio o expediente cuesta tiempo y sabemos que todo aquello que no se vaya resolviendo en octubre y se quede encaminado administrativamente hacia su resolución a final de año es muy complicado que dé tiempo”.

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