Una vuelta a las andadas
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Víctor Fernández: "Satisfecho, pero el punto sabe a poco"
El Real Zaragoza cosechó un empate en el estadio de Gran Canaria frente a la UD Las Palmas. Un resultado que hubiera sido aceptable antes de ver el encuentro, pero en el que se reprodujeron buena parte de los males que ha arrastrado el equipo aragonés a lo largo de la temporada y que, ni siquiera la llegada de Víctor Fernández al banquillo, ha sido capaz de mitigar.
Pareció el partido frente al Real Oviedo haber marcado un punto de inflexión. Primer encuentro de la era del entrenador zaragozano sin encajar y logrando un triunfo con solvencia y seguridad defensiva. Apenas un espejismo en vista de lo sucedido nuevamente en el archipiélago canario.
Y es que uno de los grandes males que acecha a este Real Zaragoza es la fragilidad defensiva, tanto a través de los errores individuales como de los problemas defensivos. Bien se pudo ver ante la UD Las Palmas, en el que un fallo de concentración de Diogo Verdasca le costó al equipo blanquillo el gol del equipo amarillo; un tanto que pudieron ser más, especialmente a través del balón parado, en el que únicamente la posición irregular de los atacantes y la falta de acierto local impidieron aumentar la renta.
Nuevamente los de Víctor Fernández se vieron por debajo en el marcador. Una tónica que en la trayectoria del técnico en esta etapa al frente del equipo blanquillo ha sido norma, ya que ha sido necesario remontar en cinco de los seis partidos. Un pecado cuya penitencia, la de nadar contracorriente, ha asumido el equipo con normalidad, logrando al menos igualar el electrónico en cuatro ocasiones.
Porque más allá de la repetición de los mismos errores que se han arrastrado a lo largo de la campaña, lo cierto es que el entrenador aragonés ha dotado al equipo de recursos suficientes como para disfrutar de una notable mejoría. Siendo incluso el encuentro ante Las Palmas un ejemplo más, otro encuentro en el que pese al desastres del inicio, el Real Zaragoza fue de reponerse y dominar, pudiendo perfectamente haber vuelto a la capital del Ebro con los tres puntos en el bolsillo. Una línea a seguir que, pese a los problemas, invita a mantener vivo el optimismo.