El ‘derbi japonés’ también fue para el Huesca
El partido entre la SD Huesca y el Real Zaragoza fue foco de atención por numerosos motivos. Por un lado, la rivalidad regional entre los dos equipos aragoneses. Por otro, el duelo de dos aspirantes al ascenso a LaLiga Santander. Pero además, el partido entre los Shinjis -Kagawa y Okazaki-, dos de los jugadores con mejor currículo de la historia del fútbol japonés.
Ninguno de los dos llegaba al encuentro en su mejor momento. Shinji Kagawa había vuelto recientemente a contar para Víctor Fernández en los planes del Real Zaragoza, pero sin excesivo protagonismo todavía. Pese a estar lejos de su mejor forma, dejó detalles ante el Racing, especialmente en la jugada del primer gol de los blanquillos. Shinji Okazaki, por su parte, había perdido protagonismo en los tres últimos partidos de la SD Huesca, relegado al banquillo y convertido en un revulsivo que no acabó de funcionar.
Con esos ingredientes, buena parte de los focos mediáticos se centraban en ellos. Dos jugadores exóticos, de un país como Japón, cuyos futbolistas no se han prodigado en exceso en el fútbol español hasta la fecha y que cuenta ahora con dos representantes de lujo, cuyo currículum los convierte en una auténtica atracción en LaLiga SmartBank.
Sobre el césped de El Alcoraz el duelo fue indudablemente para Shinji Okazaki. El delantero de la SD Huesca se mostró muy activo y, además, fue el autor del primer gol de su equipo. Lo hizo a la segunda, después de que se le anulara otro tanto por un fuera de juego de milímetros. Durante todo el partido se convirtió en un quebradero de cabeza para la defensa del Real Zaragoza. Muy distinta a la actuación de Shinji Kagawa, que apenas dejó algún destello. El centrocampista estuvo a punto, eso sí, de empatar el partido con un tremendo lanzamiento de falta. Aparte de eso, poco más. Una sombra de lo que se espera de él, Víctor lo mandó al banquillo poco antes de la hora de juego.
Un duelo personal entre dos buenos amigos que tendrá la revancha el próximo mes de abril en La Romareda. Y ahí, a buen seguro, Kagawa pretende demostrar que todavía le puede dar un mejor nivel a su fútbol.
