Martín Acevedo, el ‘nuevo Messi’ que pasó por Zaragoza y a los 26 juega en Regional
La de Martín Acevedo es la historia de la mayoría de los futbolistas. La cara b del deporte. Un jugador que apuntaba a lo más alto, a suceder a uno de los mejores de la historia, el ‘nuevo Messi’ que pasó por las canteras de Real Madrid y Atlético, también por el Real Zaragoza, y que ahora, apenas con 26 años, milita en el Malvinas, de Regional argentina.
Cuenta el argentino que su historia comienza de muy joven. Jugando un partido con el equipo de su barrio frente a Boca a los 11 años. Días después fichaba por el equipo Xeneize. Tras un año en uno de los equipos más importantes del país quedaba libre y con la oportunidad de cruzar el charco para probar suerte en el Atlético de Madrid, al que llegaría con 12 años y con muchas miradas sobre él "nunca antes se había registrado tal afluencia de público para ver un partido del Infantil A en Majadahonda", así lo contó Mundo Deportivo en su día.
Por entonces, el presidente de Boca era Mauricio Macri, que llegaría años más tarde a presidir la nación y que vivió con disgusto la marcha de Acevedo en 2007, "Estoy mal. El club trabaja para formar chicos. Los prepara, los contiene, les da afecto, soñando con que lleguen a jugar en Primera, pero se van mucho antes de debutar. A los papás, a su vez, los entiendo. Aparece un club grande, de un país serio, que quiere llevarse a su chico a jugar ahí y a cambio les ofrece trabajo a ellos... Es muy interesante para la familia".
Tras dos años y medio en el equipo colchonero, donde coincidió con Óliver Torres o Saúl, el Real Madrid puso sus ojos en el sudamericano, al que fichó. Sin embargo, empezaron ahí sus problemas con las lesiones. Problemas físicos redundantes que no le permitieron volver a disfrutar del fútbol y tras otros dos años y medio acabaría recalando en el Real Zaragoza. Cuenta que su llegada a la capital del Ebro se produjo por mediación de Juan Eduardo Esnáider, que formaba parte entonces de la estructura deportiva del club aragonés.
En Zaragoza tuvo problemas burocráticos. En la comunidad de Aragón no podían jugar menores si sus padres no residían en el país, lo que le obligó a esperar a cumplir los 18 para volver al césped. Tras seis meses de parón y antes incluso de llegar a debutar, una lesión volvió a cruzarse en su camino y, cansado de la distancia, decidió regresar a Argentina. Antes, recuerda los entrenamientos con el primer equipo, con Ponzio o Postiga a las órdenes de Javier Aguirre.
Le quiso Racing, que no pudo pagar los derechos de formación a sus clubes anteriores, lo que le obligó nuevamente a quedar parado. Tras seis meses debutó contra Rosario Central y tras 45 minutos se volvía a romper, en esta ocasión de gravedad, entrando en un círculo vicioso que duró dos años. Probó suerte también en Paraguay, en el Sportivo Luqueño y por Estados Unidos.
Ahora, con 26 años combina el fútbol con sus estudios universitarios de Derecho, con el objetivo de ser abogado penalista. Sigue ligado al deporte, vistiendo los colores del Malvinas en la modesta Federal B argentina. Reconoce ahora en Olé que su aspiración es mucho más modesta que en sus inicios, “Me propuse estar bien físicamente, me siento con muchas ganas a pesar de todas las cosas que me pasaron. La idea es dar el máximo en el club y seguir sumando minutos una vez que se reanude el campeonato”.
