Jenni Hermoso firmó por el Pachuca poco antes del Mundial. Y ella misma ha relatado en el juicio que 'menos mal' que lo hizo. Tras todo lo ocurrido con el beso de Luis Rubiales, la futbolista española comenzó a recibir todo tipo de presiones, amenazas y persecuciones que le hicieron escapar de nuestro país antes de tiempo.
"Desde que piso España, tengo cámaras de televisión las 24 horas debajo de mi casa. Había gente esperando fuera, gente siguiéndome, me hacían fotos desayunando con mi madre. Me tengo que ir de Madrid con toda mi familia porque yo notaba que me seguían. Lo digo de corazón, sentí miedo de ir por la calle y mirar alrededor por si me seguían. Recibí amenazas de muerte", comenzó diciendo a la Fiscalía en el juicio.
Desde el momento del beso, Jenni Hermoso vivió un cambió total en su vida. "Nos tuvimos que ir de Madrid porque era insostenible", desvela. "Hasta día de hoy, mi vida cambió. Hubo cosas que yo agradezco porque me la he ganado a pulso. Muchos años luchando por ganar títulos con la selección, pude ser campeona del mundo... pero todo esto a mi me ocasionó no poder disfrutar nada. No pude pisar Madrid. No he podido vivir libremente", dijo.
Jenni Hermoso, que ya trabajaba con una psicóloga en su vida diaria, se puso en sus manos después de todo lo ocurrido y de las presiones que estaba recibiendo. "Para mí, la salud mental es importante y he tenido psicóloga que me ha ayudado desde hace años. En ese momento tuve que contar con ella porque era una situación que no había vivido nunca. Quería poder vivir de alguna manera tranquilamente".
"Una vez que me voy a México... gracias a dios juego allí. Aquí en España era insostenible la situación de ir por la calle o tener la sensación de que había alguien que estaba pendiente. En México, tan lejos, encontré una forma de protegerme", zanjó sobre su marcha.