El grande es el Sevilla (0-2)
Tres años después el Sevilla es campeón de España. En un partido digno de una final, con un ambientazo inenarrable, la Copa del Rey viajará de nuevo a la capital de Andalucía gracias a los goles de Diego Capel y Jesús Navas. Hubo goles, fútbol, tensión y ganó el que más acertó. Decía José María del Nido que las finales eran para ganarlas, y sus jugadores le han hecho caso. Mañana la ciudad se engalanará para recibir a un grande, porque este Sevilla lo es.
Atlético de Madrid | 0 | 2 | Sevilla F.C. |
El Sevilla se impuso a un batallador Atlético de Madrid gracias a los goles de Diego Capel y Jesús Navas. Tres años después la Copa del Rey viajará de nuevo a la capital de Andalucía. En un partido emocionante y con un ambiente irrepetible, los hispalenses hicieron gala de su pegada para volver a ser campeones de España.
El Desmarque
No se esperaba menos del partido. Fútbol total desde el inicio. Sevilla y Atlético de Madrid salieron sin especulaciones ni temores, algo impropio en una final, y eso se agradeció. Trasncurridos apenas tres minutos, Agüero pudo dar primero pero se hartó de balón, y la reacción hispalense fue propia de un grande. Jesús Navas aparecía sobre un rapidísimo césped para regatear hacia dentro y llegar a la frontal del área donde apareció Diego Capel, que toda el alma que le inyectó el sevillismo la pegó al fondo de la red. Sin opción de descanso, el Atlético tuvo la más clara hasta ese momento, y por partida doble puso la congoja en Híspalis.Internada de Ujfalusi por la derecha y su centro lo remata primero Agüero y después Forlán. Squillaci y Escudé aparecieron de forma milagrosa cuando el empate se olía en la grada. Susto superado, el siguiente le tocaría pasarlo a los atléticos. En el minuto 26 un centro sin aparente
peligro lo deja muerto al borde del área pequeña Perea, en un error descomunal. Sin embargo, Squillaci no aprovechó el regalo rematando demasiado flojo y
desperdiciando una oportunidad inmejorable de poner tierra de por medio en el marcador. A partir de entonces y hasta el descanso, poco más se supo del Sevilla. Tampoco es que los de Quique asediaran a Palop, pero la sensación de peligro reinaba en el ambiente hasta el punto de convertirse los últimos cinco minutos en un suplicio. Forlán en dos ocasiones y Agüero aprovechando una salida en falso del portero valenciano, llevaron de nuevo el uy a la grada. Y así se llegó al descanso, con el banquillo del Sevilla entero pidiéndolo, en un claro síntoma de que a pesar del resultado el guión del partido pintaba a sufrimiento total.
El comienzo del segundo tiempo al menos deparó otra cosa. Aunque el peso del juego lo llevaba lógicamente el Atlético de Madrid por la necesidad, el Sevilla tocaba mejor el balón, con sentido y buscando sorprender en alguna contra sabiendo que el tiempo jugaba a su favor. Un disparo lejano de Tiago fue la única aproximación peligrosa colchonera antes del minuto diez, y eso era muy buena señal. Capel y Navas por las bandas eran dos cuchillos afilados deseosos de hincar el diente y poco a poco el Sevilla se hizo el dueño de la final. Mención especial para la pareja de centrales, Escudé y Squillaci, soberbios toda la noche ante las dos estrellas atléticas, Forlán y Agüero. Y tampoco se puede pasar por el alto el nivel de Negredo, pero en el otro polo. El madrileño tuvo ante sí la mejor ocasión para casi sentenciar la final, solo ante De Gea, completamente solo, tras una fenomenal asistencia made in Kanouté. Pero optó por disparar al muñeco, dando vida a un rival que empezaba a sentirse entre las cuerdas. Tan mal lo veía Quique que decidió un doble cambio para dar frescura y nuevas alternativas. Assunçao y un desaparecido Simao se fueron a la ducha para dar paso a Raúl García y Jurado. Y el efecto se notó de inmediato obligando a Antonio Álvarez a contestar sentando a Negredo y dando entrada a Romaric. Era momento de intentar recuperar el balón con la mitad del segundo tiempo por delante. A favor jugaba el paso de los minutos, la impotencia atlética y la seguridad de una defensa muy por encima del nivel de la temporada. De hecho, una gran combinación entre Tiago y Jurado obligó a Squillaci a aparecer de nuevo de forma providencial para impedir que Agüero empatara. Todo ello, antes de una tangana impropia del ambientazo vivido, pero fiel reflejo de la tensión vivida. Así se entraba en el último cuarto de hora. Forlán probó de nuevo, pero Palop respondió metiendo la mano. Pero faltaba el delirio, la jugada maestra de un crack mundial al que le hacía falta una consagración de este tipo. Jesús Navas hizo gala de su velocidad, calidad y sangre fría para dejar sentados a varios jugadores atlético que hicieron lo imposible por derribarle pero sin capacidad de lograrlo. El de Los Palacios se plantó ante De Gea, lo regateó y con suspense sentenció. Gol, 0-2, y ¡la Copa ya está aquí! ¡Sevilla, campeón!