Un examen final antes de empezar el curso
Entre el profesorado suele ser una práctica habitual en los primeros días del curso realizar un examen a sus alumnos para comprobar el nivel con el que llegan a las clase y, en función del resultado, redistribuirlos según sus aptitudes. Los hay que retienen los conocimientos de la anterior campaña, incluso los hay que los aumentan, después de un verano trabajado, y los hay quienes pierden todas sus facultades.
No cabe duda de que el Sevilla ha sido un alumno aventajado en los últimos cursos, de los más brillantes del colegio, algo que le ha permitido incluso estudiar y competir con otros de mayor edad o capacidad, y de mayores ingresos, cómo no, con más recursos y con más posibilidades. Pero ese privilegiado emplazamiento escolar no es fijo. Cada año, cada temporada, hay que pelearlo. Y por si no fuera suficiente hacerlo durante todo el año, hay que superar una repesca incluso veraniega, esa que marca el nivel del Sevilla, entre otros equipos, y que dirime su destino futbolístico continental en la temporada. Liga de Campeones o UEFA (ya Liga Europa). Máximo nivel o medio.
Y el Sevilla necesita como el comer estar entre los más avanzados, entre los más grandes. Lo necesita por prestigio, porque la grandeza deportiva se calibra entre jugar los martes o los miércoles, hacerlo los jueves o no hacerlo. Y lo necesita por dinero, por el 20% del presupuesto y por mantenerse entre esos equipos que pueden permitirse tener grandes jugadores, y caros, en sus plantillas.
El Sevilla se juega mucho, y Antonio Álvarez, también. Su inicio de temporada ha sido dubitativo, su planteamiento en Barcelona, nefasto, y un traspiés a las primeras de cambio más que una mácula en su expediente serían un tropezón en toda regla. De los que sería difícil levantarse.
Por supuesto, el técnico de Marchena se presentará esta noche en Nervión con sus mejores galas, con lo mejor que tenga en su armario, que en este caso es lo ya conocido. Cuántas veces habremos escrito aquello de recurrir a Luis Fabiano, Kanouté, Perotti, Navas, etc. Una vez más tendrán que dar la cara, para eso lo valen y para eso tienen el duro, como diría el dicho, en esto del fútbol. Si ellos tienen la noche, los Guerreros del Minho apenas podrán llorar su derrota. Llegan con un 1-0 de ventaja. Pero el Sevilla tiene lecciones a las que recurrir: Panathinaikos, Lille, Osasuna... Recítenla, en voz alta.