Dignidad, y hasta rabia

Álvaro Ramírez IIIEs curioso, pero un partido en el que a priori la derrota podría ser menos dolorosa que de costumbre para el Sevilla, por el rival y por que lo verdaderamente importante llega el miércoles, ha acabado con motivos de rabia y enfado más que evidentes para los nervionenses. Salió derrotado el equipo de Emery, pero compitió, dio la cara, se adelantó en el marcador y tuvo oportunidades para puntuar en el Camp Nou.

Se puede ir enfadado el Sevilla de la Ciudad Condal. Se adelantó en el marcador en una primera mitad muy completa defensivamente, y en la segunda, en la que se vio remontado por dos acciones de 'relax' en defensa, pudo igualar de nuevo en varias ocasiones, sobre todo una muy clara de Negredo.

Pero cuando se pase el enfado de los nervionenses por el resultado, por las ocasiones falladas, hay cosas que rescatar muy positivas pese a la derrota. El equipo nervionense completó un magnífico encuentro defensivamente hablando en la primera mitad. Cerró las vías de acceso del Barcelona, y eso no es fácil. Cedió la pelota, sí, y no supo qué hacer con ella. Pero supo defender, cerrando líneas, multiplicando ayudas y jugando de forma inteligente. Todo ello, además, cristalizó en un gol al filo del descanso en una acción a balón parado, en el único y primer remate de los hispalenses en la primera mitad.
Y, curiosamente, en la segunda mitad el Sevilla invirtió sus virtudes y sus defectos. La tremenda eficacia defensiva dejó paso a las lagunas de concentración. Un desajuste de Botía y Fazio permitió el empate de Villa posiblemente en una de las acciones menos peligrosas a priori del rival. Y en otra acción defensiva menos aplicada, aunque es verdad que con una precisión del conjunto culé casi milimétrica, remontó Messi. La inversión se completó con la ineficacia en ataque. Supo jugar el equipo andaluz con la pelota una vez que se puso por debajo en el marcador (2-1). Creó ocasiones, la salida de Kondogbia al campo aumentó la conducción y la posesión de la pelota, así como la salida de Negredo por un nulo, nulísimo Babá.
Y tuvo oportunidades bastante claras. Rakitic y sobre todo Negredo pudieron empatar el choque. Para muestra, un dato. El Sevilla remató más veces a puerta que el Barcelona (cuatro por tres culés).
La jugada no le salió redonda a Emery, porque el Sevilla se fue de vacío de Barcelona. Pero sí que la lectura, pensando en el encuentro de la semifinal de la Copa del Rey, es positiva. El equipo dio la cara, no como otras ocasiones, pudo lograr un mejor resultado, demostró que tiene más virtudes que defectos con y sin balón y además pudo Emery dosificar a sus futbolistas. Negredo y Kondogbia salieron en la segunda mitad, Reyes no jugó y Medel jugó solo 54 minutos.
Ahora a pensar en la Copa del Rey, un partido que para el Sevilla es la temporada y al que llega, visto lo visto en el Camp Nou, preparado.