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El Sevilla se flagela
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El Sevilla se flagela

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Carlos Bacca celebra su gol ante el Valladolid.

Álvaro Ramírez IIIEl Sevilla ha dejado pasar una oportunidad inmejorable para acabar con su mala racha fuera de casa (13 meses ya sin ganar) en Valladolid. Cuando se tiene una ventaja en el bolsillo de 0-2 en el minuto 81, mal hay que hacer las cosas para desperdiciarla en tres minutos y perder dos puntos. En realidad, el equipo nervionense hizo un partido serio hasta los diez últimos minutos, perdonando incluso claras ocaisones, pero dos errores de guardería, repletos de bisoñez e inexperiencia, propiciaron la remontada. 

El primero de ellos de Fernando Navarro, que apenas se opuso al salto de Manucho para que este rematara de cabeza, y el segundo previo de Vitolo, cometiendo una falta inocentona a Ebert, que no iba a toparse con la defensa sevillista sin apenas salida. Pero no sería justo personalizar este empate y esta desazón en esos dos errores. Porque el Sevilla debió cerrar el encuentro bastante antes, a la contra y en algunas ocasiones que se dejaron ir con cierta suficiencia. Con 0-2 e incluso con 1-2, cuando el recién salido Gameiro desperdició una clarísima ocasión. Ese empate en los últimos minutos echó a perder, al menos en parte, un digno trabajo y un buen planteamiento inicial del partido en Valladolid, que no se remató como debía en la segunda mitad.

Crónica on-line
Árbitro
Prieto Iglesias. Amarillas a Cala (5'), Rossi (20'), Carriço (34'), Bacca (53'), Ebert (90').
Formaciones
Real Valladolid: Mariño; Rukavina, Rueda, Valiente, Peña; Baraja (Rubio, m. 67), Rossi; Ebert, Omar (Rama, m. 68), Bergdich (Manucho, m. 46); y Guerra. 
Sevilla FC: Beto; Diogo, Pareja, Cala, Navarro, Alberto Moreno; Iborra, Carriço; Jairo (Perotti, m. 77), Vitolo; y Bacca (Gameiro, m. 80).
Goles
0-1, m. 2: Carlos Bacca. 0-2, m. 30: Alberto Moreno. 1-2, m. 81: Manucho. 2-2, m. 84: Ebert.
Incidencias
José Zorrilla.

Porque Unai Emery sorprendió desde el once con su equipo en Pucela. Sin Marin, sin Rakitic, con Gameiro tocado, el técnico vasco apostó por variar su sistema dadas las condiciones de su propio equipo y las del rival. Apostó por dar más seguridad a su equipo con una defensa de tres y un doble pivote más defensivo, con dos carrileros y tres jugadores más arriba. Apostó Emery, pues, por un ataque de incorporación más que de posición, precisamente porque los equipos de JIM (Juan Ignacio Martínez) suelen cerrarse atrás y atacar la debilidad y la previsibilidad de sus rivales. Además, el sistema nervionense permitió en este caso presionar con confianza, con agresividad, sin mirar ni temer por la espalda. El Sevilla, en resumen, apostó por la sorpresa, y sorprendió. Y tanto. Además, en el minuto 2 el buen gol de Carlos Bacca reforzó todo la apuesta del técnico desde el inicio del encuentro.   
De hecho, la primera parte nervionense fue buena. No brillante, pero sí buena. Tuvo efectividad en ataque, llegó al área rival con cierta soltura, no concedió en defensa (ningún tiro a puerta del Valladolid en los primeros 45 minutos) e incluso aumentó su ventaja con un buen tanto también de Alberto Moreno, el primero con el Sevilla y por tanto el primero en Primera división.
Se marchaba satisfecho al descanso el equipo de Unai y satisfechó volvió al terreno de juego, porque aunque la pelota la tuviera el Valladolid el Sevilla apenas sufría en defensa, concedía aproximaciones, pero pocas ocasiones. Eso sí, el partido estaba menos controlado y con Manucho enfrente cualquier balón aéreo podía dar problemas. Pero antes de que eso sucediera el Sevilla debió y pudo aumentar aún más su ventaja y cerrar el encuentro. Bacca en una buena galopada, y Figueiras, en una clarísima (también tuvo una en la primera mitad), dejaron escapar el tercero. Y sin el tercero, el conjunto hispalense, inconscientemente, fue metiéndose más y más atrás. Concediendo terreno, olvidándose del ataque. Quizás unos cambios más tempraneros (Emery solo efectuó dos y en el tramo final) habrían ayudado a dar nuevos bríos al equipo.
Y entonces llegaron esas dos acciones, en apenas cuatro minutos, que voltearon el partido. Manucho marcó, y Manucho, poderoso en el remate áereo, puede marcar, pero es lícito y legítimo oponer más resitencia de la que opuso Fernando Navarro. Y Ebert marcó, un golazo de falta. Pero es legítimo solicitar a Vitolo que no cometa faltas absurdas en la frontal cuando el partido estaba como estaba.
Por ahí, por su falta de maldad primero, y por su inocencia segundo, se le fue al Sevilla el partido. Porque fue al Sevilla al que se le fue y el que permitió la remontada de los vallisoletanos. Y así, claro, es difícil acabar con cualquier gafe. Más que erradicarlo, se colabora con él.

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