Permisividad, no rendición

El Sevilla ha salvado un punto en Rijeka cuando parecía ya perdido el encuentro. Un gol de M'Bia en el descuento permitió a los de Emery seguir al frente de su grupo en la Liga Europa en un pobre choque por parte de los sevillistas, marcado por los fallos defensivos y una acción de Kolo que dio la vuelta a un duelo que hasta entonces estaba bastante controlado por el conjunto blanquirrojo.
En la primera parte tomó la delantera el equipo sevillista con un buen gol de Aspas, pero el francés, y luego Carriço, dificultaron aún más un pobre encuentro solo salvado por la milagrosa, nuevamente, aparición de M'Bia, que cazó una buena pelota de Tremoulinas en el área. 
El Sevilla, en el complicado césped del Kantrida, salió muy metido en el encuentro. Más o menos acertado, pero centrado y con buena predisposición. Eso le permitió imponer su juego, su ritmo, su modo de partido. El conjunto nervionense tenía y tiene más calidad técnica, por eso el Rijeka solo podía hacer frente en voluntad, ganas y competitividad. Ahí el Sevilla se puso firme, y por eso las cosas resultaron más fáciles. No porque el Rijeka no intentara ponerle las cosas difíciles a los de Emery, sino porque los sevillistas aprovechaban mejor los errores que tenía el equipo croata. Se delataron los balcánicos en un par de acciones a balón parado, en balones aéreos y en saques de banda, en los que los atacantes nervionenses dieron ya algún sustito antes de que Iago Aspas hiciera su primer gol oficial con el Sevilla tras una maniobra magnífica en apenas un palmo de terreno. Precisamente en un estudiado saque de banda, con Iborra prolongando, el gallego aprovechó un error de la zaga local para recortar y armar la pierna izquierda y marcar el tanto hispalense, que otorgó al equipo mayor calma cuando el encuentro transitaba por la indefinición.
Parecía tener mucho hecho el Sevilla porque salvo errores y descuidos puntuales, Kolo ya avisaba, no concedió en defensa. Y así llegó al descanso el conjunto nervionense con un encuentro aparentemente encarrilado.
Ciertamente lo estaba, salvo por circunstancias especiales que pudieran darse. Y entonces apareció Kolo, para mal. Se fabricó el francés una expulsión, un gol en contra y un partido enconado. El central midió mal en su salida, rompió la línea de la zaga y, para colmo, una vez perdida la posición, hizo penalti a Kramaric. Porque puede recibir un gol el Sevilla, pero no había necesidad de ver la roja derribando al atacante. El lateral reconvertido a central se estigmatizó con esa acción y marcó el resto del desarrollo del encuentro. Porque Kramaric marcó el penalti, el Rijeka superior numéricamente, se vio superior también en el campo. Empezó a tocar, ganó confianza y a aprovechar los errores de los errores nervionenses, que por arte de magia y de la inferioridad aumentaron en defensa. Emery corrigió la ausencia de Kolo sacando a Fernando Navarro como central y a M'Bia por un nulo Banega. Pero el error vino por donde menos se esperaba. Otra vez midió mal un defensor, ene ste caso Carriço, y cedió el pasillo que aprovechó de nuevo Kramaric para fabricar el segundo tanto del Rijeka.
Se le puso cuesta arriba el encuentro a los de Emery, que apenas dieron sustos, ya con diez, ante los croatas. Discurrieron los minutos con más posibilidades de que llegara el tercero del Rijeka que el empate. Pero claro, el Sevilla cuenta con míster descuento, míster M'Bia. El camerunés apareció para hacer el empate en el 91 en un centro de Tremoulinas. Un punto en el grupo que permite al Sevilla mantenerse en el liderato y salvar un punto que le permite discurrir todavía con comodidad en el grupo H a la espera de próximas citas.