Sevilla tuvo que ser...

Se llama Stevan Jovetic, lleva poco más de cinco días en Sevilla y le ha marcado ya dos goles al Real Madrid. En estos cinco días al delantero montenegrino le ha dado tiempo no solo de ser decisivo, también a imbuirse del espíritu de este Sevilla, un Sevilla capaz de ganar al todopoderoso Real Madrid, capaz de acabar con su condición de invicto tras 40 partidos y capaz de sobreponerse a todos los retos posibles. Sevilla tuvo que ser... En el minuto 84 perdía el equipo nervionense, pero reaccionó, se reactivó, por medio, mira por dónde, de Sergio Ramos, que se metió un gol en propia meta, y luego por el astro balcánico, que se sacó un disparo mágico que cristalizó la remontada de este aspirante a la Liga capaz de subirse a las barbas del actual campeón de Europa. En Sevilla tuvo que ser. 

Stevan Jovetic lleva poco más de cinco días en Sevilla, pero en esos cinco días se ha convertido en héroe del sevillismo, héroe del Ramón Sánchez-Pizjuán con su trascendental gol al conjunto de Zinedine Zidane. Lo hizo casi todo bien el atacante desde que estuvo en el campo, pero sobre todo esa jugada tras un robo de Vitolo cuando el encuentro agonizaba en el minuto 92.
Plasmó el último conejo de la chistera de Monchi una victoria de un equipo algo más atrevido, de un equipo muy respetuoso, algo frío, como la grada en gran parte del encuentro, pero que se activó cuando la adversidad se agrandaba. Entonces, con el 0-1, apareció el Sevilla, apareció Nervión. No merecía ganar el Real Madrid, que fue castigado por un planteamiento timorato, defensivo, y que tampoco es que fuera peor que el Sevilla, pero sí más contemplativo. Además se adelantó en un penalti que pareció ser, pero que no despeja todas las dudas. Marcó Cristiano, chuleó Cristiano tirándole el balón a Vitolo. No sabía lo que hacía, despertaba a la bestia.
En cinco días Jovetic le ha marcado dos goles al Real Madrid y se ha convertido en el héroe del sevillismo, otro conejo sacado de la chistera de Monchi, don Ramón Y tuvo que ser Sevilla y tuvo que ser Sergio Ramos el que se metiera el centro envenenado de Sarabia en propia puerta y el que alimentara la ilusión de un equipo que ya mira más allá, mira a la Liga, y a la cara.
Tuvo mucho el partido, pero nada como esos minutos finales. De hecho tuvo mucho de respeto, en un partido en cuya previa se había abusado de la falta del mismo. Curiosamente, los dos entrenadores variaron su habitual once inicial para introducir variantes tácticas en el partido. Por parte del Sevilla, Sampaoli recurrió a los cuatro defensas, y no a los tres centrales, para dar más consistencia al centro del campo con Iborra junto a N'Zonzi y tener más alternativas en la salida del balón ante la previsible presión madridista. Por su parte, Zidane se centró en cortar las vías de acceso del ataque sevillista, y para eso recurrió a la defensa de cinco, con tres centrales. En resumen, el que jugaba con cinco atrás pasó a jugar con cuatro y viceversa. Muestra inequívoca de que ambos equipos respetaban y mucho al contrario, tanto como para cambiar sus planes.

Sevilla controlador, Real Madrid defensivo

Y dio la impresión que ese cambio de planes chocó frontalmente con el del contrario, porque el resultado fue una neutralización de los dos conjuntos, una limitación de la profundidad, de las líneas de pase y del ataque, en resumidas cuentas. El Sevilla tuvo más la pelota, aunque sin demasiada profundidad. El Real Madrid defendía bien, en cantidad y calidad, y buscaba su contra con Cristiano, Benzema y Kross algo más adelantado que de costumbre para buscar el pase definitivo. Lo que ocurría es que el Sevilla concedía poco, porque los encargados de tener la pelota se mostraban seguros con ella, Nasri, N'Zonzi, Vitolo... y la arriesgaban menos que de costumbre, clara consigna de la caseta. Además, iban de verdad los sevillistas al choque, al balón dividido, y eso le proporcionó cierto control del partido y de la situación, aunque sin generar peligro, más allá de un par de disparos lejanos que atajó Navas sin problema. Menos llegó al área el Madrid, aunque Cristiano Ronaldo tuvo un par de ocasiones, una atajada por Rico y otra enviada fuera.

Realmente, el partido estaba igualado, muy igualado, con dos fórmulas bien ejecutadas, si bien el Sevilla se creció a través de los robos en los últimos minutos y pisó más área, aunque sin demasiada trascendencia. 
Cuando más bajo estaba el Sevilla, cuando más perdido parecía en el partido, de nuevo Nasri, pero sobre todo N'Zonzi fueron las brújulas, aparecieron para mantener recto al herido El partido, también en la segunda parte, estaba pendiente de detalles, de pequeños fallos, de errores definitivos. Con los minutos, el equipo de Sampaoli empezó a cometerlos más asiduamente, el cansancio aparecía más en sus filas que en las madridistas, y llegaron esas pifias. Pareja cometió un par de ellas, saldadas sin trascendencia. Pero fue una de Escudero la que comenzó a desnivelar el encuentro. Se le fue una pelota y anduvo listo Carvajal, y rápido, tanto como llegar a la par que Sergio Rico a la pelota. El meta lo tocó todo, el balón, el jugador... y ante la duda, penalti para el Real Madrid.
Fue Cristiano el ejecutor, con un gesto hacia Vitolo más chulesco que todos los de Ramos después de que el canario quisiera ponerlo nervioseo. Y parecía que el Madrid casi firmaba la Liga, pero el destino tenía reservada mejor versión para Nervión. El Sevilla, falto de ritmo, de velocidad, más cansado, aunque siempre dando la cara, N'Zonzi gigante, Nasri ofreciéndose, Vitolo pidiéndola... y Jovetic en el campo. Sampaoli empezó a manejar sus piezas en el banquillo. Salió el montenegrino por un inocuo Vázquez y empezó a buscar sus huecos entre la fornida y numerosa defensa del Real Madrid. Luego Sarabia. Y entre estos dos cambios, llegó la remontada espectacular. Primero porque el ex del Getafe la puso linda al área en una falta. Tenía que ser cuestión de detalles como llegara el gol. Sergio Ramos se lo metió en su propia meta al intentar sacarlo. Cruel destino para el camero, mágico destino para Nervión. Y de ahí al final, los 8 minutos hasta el alargue, el Sevilla ya fue uno. Se despertó su afición y el Real Madrid temió, temió por el partido, temió por todo, y temió porque el Sevilla se había hecho gigante. Las últimas escaramuzas de ese gigante que es el Sevilla ya se la conocen, y llevan la firma de Jovetic.
Como lleva la firma del Sevilla esta Liga. Imposible parece, siempre, ante el Barcelona y el Real Madrid, pero también lo parecía remontar al Real Madrid y ganarle un partido tras 40 invicto. Sevilla tuvo que ser, con su lunita plateada...
 

Todos los resultados en resultados.eldesmarque.com