Las finales se ganan

Las finales no se juegan, se ganan. Esta máxima del fútbol con autoría compartida entre varias de las mayores celebridades de la historia del fútbol la interiorizó el Sevilla FC en los últimos años, lo que le ha servido entre otras cosas para hacerse un hueco entre los mejores equipos de Europa.

El sevillismo iba siempre, o casi siempre, convencido de que su equipo ganaría la final de turno, el partido clave que daría la esperada clasificación o, mejor aún, le haría tocar metal.
El Sevilla tiene este viernes una final ante la Real Sociedad. Tiene que ganar sí o sí, o al menos empatar, ya que en caso de perder ante los vascos se complicará de una manera increíble lo que hace semanas parecía un hecho: la clasificación para la Liga de Campeones, una competición que necesita jugar por tercer año consecutivo para confirmarse en ese escalón europeo y alejarse del borde.
Para el encuentro, Jorge Sampaoli tiene la de cal y la de arena. En lo positivo, vuelve Vitolo, quizás el hombre más determinante de la plantilla durante toda la temporada. La noticia negativa es la baja de Joaquín Correa, pues el argentino es actualmente el hombre más en forma de la plantilla. Por suerte, el alta le servirá para cubrir la baja.
Por lo demás, no se espera que cambie demasiado la idea con respecto al once con que jugó en Málaga, aunque sí pueden cambiar las fichas. Por ejemplo, con las inclusiones de Rami y Jovetic tras las grises actuaciones de Pareja y Ben Yedder en La Rosaleda, o el cambio de banda de Sarabia para dejar a Vitolo en su lugar natural, o alineando a Iborra por Kranevitter como acompañante de N’Zonzi. La principal duda podría ser la del hombre que juegue de ‘10’, aunque el buen partido de Franco Vázquez en la Costa del Sol le coloca con mayores posibilidades que Nasri o Ganso.
Enfrente estará un hueso. No se engañen por el abultado resultado de la primera vuelta en Anoeta, pues la Real Sociedad presenta lejos de su estadio números de récord, siendo el tercer equipo con más victorias a domicilio de la temporada sólo por detrás de los dos grandes. Además, se juega sus opciones europeas en el envite, aunque es cierto que acabar séptimo tendrá la posibilidad de ir a la Europa League si el FC Barcelona le gana al Alavés la final de la Copa del Rey.
Viaja Eusebio, eso sí, con una baja sensible, la de Willian José, que lleva un tiempo lesionado y ha sido suplido en la punta de ataque por el malagueño Juanmi, que vive un buen momento. Al que sí recupera es a Íñigo Martínez, baluarte en el centro del campo junto al exmadridista Illarramendi.
Con todos estos ingredientes se presenta en el Sánchez-Pizjuán un duelo clave. Una final de aquellas que antes nunca se perdían. Este año ha habido ya demasiadas decepciones y la clasificación para la Liga de Campeones se debe concretar más pronto que tarde. De ganar podría quedar cerrada incluso este fin de semana. Y si de paso el resultado es tranquilo y se le puede brindar un merecidísimo aplauso a Michael Krohn-Dehli, mejor que mejor. Que sea por el danés.