Guido Pizarro: El Sevilla arriesga para encontrar seguridad

La decisión de la dirección deportiva del Sevilla FC apostando rápida y firmemente por el centrocampista argentino Guido Pizarro ha sido sorprendente para todos aquellos que siguen la actualidad sevillista. No estaba en las quinielas de posibles adquisiciones para la demarcación de mediocentro defensivo, ni siquiera había sonado en veranos anteriores como está sucediendo con los fichajes que están llegando y llegarán a Nervión. A priori parece más una petición personal del nuevo entrenador sevillista que una primera opción del club antes de la venida de Berizzo.

No cabe duda de que el Sevilla asume riesgo para cubrir una demarcación tan decisiva y aún más si se produce la venta de N´Zonzi. Ni mucho menos este riesgo se fundamenta en las cualidades futbolísticas del protagonista, pues es un jugador que lleva varias temporadas demostrando en la liga mexicana que merece tener una oportunidad en Europa, quizás de los centrocampistas sudamericanos que más lo han manifestado en las dos últimas campañas. El riesgo está en fichar como primer espada para un puesto esencial en el esquema de cualquier equipo a un futbolista que no conoce la liga española ni ha jugado antes en Europa. Un puesto en el que prima la efectividad y sobre el que se estructura toda una alineación. A nadie se le escapan las amplias diferencias que existen entre la liga mexicana y la española, las cuáles se hacen aún más palpables en la posición de mediocentro. Todo es muy distinto a la hora de empeñarse en esa demarcación: el ritmo de juego, los espacios, la altura de la línea de presión rival, cómo se estructura esa presión, el tiempo para pensar y ejecutar… No escapa a nadie que estas diferencias suponen una apuesta que el Sevilla ha decidido asumir esperanzado en las atractivas cualidades que el futbolista ha reflejado en sus últimos años en el Tigres mexicano.
Guido Pizarro es un fibroso centrocampista defensivo de 27 años y 186 cm. Futbolista que destaca por su aplicación en las tareas de contención, su seguridad, su inteligencia y su efectividad en el pase. Su técnica y visión le permiten apoyar eficientemente la salida de balón del equipo. No tiende a complicarse en su juego, conoce perfectamente su oficio sobre el césped. Es el típico jugador que posibilita que sus compañeros destaquen y se prodiguen en acciones ofensivas. En Tigres era el guardián de todos, capaz de corregir desaplicaciones tanto de sus laterales como de sus centrales y permitiendo siempre que los otros centrocampistas tuvieran movilidad en zonas más adelantadas del campo rival, pues su inteligencia táctica le permite abarcar más campo que otros mediocentros más veloces. Su seguridad hace mejor al compañero que tiene al lado.
Sus buenas temporadas en Tigres le llevaron por fin este año a obtener la recompensa de debutar con la selección albiceleste en partido oficial, recibiendo valoraciones muy positivas de la siempre exigente afición y prensa argentina. Se le tiene anotado como candidato a integrar el combinado que dispute el Mundial de Rusia del próximo año.
Formado en las categorías inferiores de Lanús argentino, sus buenas temporadas de granate propiciaron su desembarco en uno de los conjuntos más adinerados de América, el Tigres de Nuevo León. Su primera temporada en Tigres fue gris, le costó consolidarse en el equipo, hubo dudas, pero ha terminado siendo un jugador fundamental e ídolo para su afición, consiguiendo títulos para el equipo universitario y demostrando una entrega incuestionable por su camiseta.
Parece una obviedad afirmar que la capacidad de adaptación de Pizarro a la liga española será crucial, pues siempre lo es en cualquier futbolista neófito en Europa, pero su demarcación en el campo le obliga a desarrollar más deprisa aún esta adaptación al juego.   
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