Sobreviviendo a sí mismo

En ese camino emprendido por el Sevilla, que no se sabe bien cuando culminará, hacia ese parnaso de la idea futbolística de Berizzo, va sumando y sumando y sigue adelante. En el partido ante el Celta de este sábado, el equipo nervionense debía de nuevo refugiarse en su casa, con su gente, y sacar el encuentro adelante. Y eso sí lo hizo bien. Remontó y sumó tres nuevos puntos que siguen aportando estabilidad. Otra cosa es la forma. El equipo sevillista dio tremendas facilidades, concedió abundantes ocasiones clamorosas del rival y demostró que las bajas en defensa hacen daño. Por suerte, sobrevivió a sus propios defectos defensivos, particulares y colectivos.

Fueron muchos aspectos negativos los que arrojó el Sevilla en defensa. David Soria, titular por las rotaciones de Berizzo, estuvo fatal y concedió un gol; Geis tardó en adaptarse y en el camino concedió varias ocasiones claras con sus marcas, aunque acabó mejorado; Corchia, que se marchó lesionado, sigue siendo demasiado inestable; y en general el equipo fue demasiado frágil. Solo la falta de puntería del Celta evitó el empate o la derrota. 
Por contra, en lo positivo, hubo reacción. Muriel, que marcó, estuvo mejor, activo y peligroso; Nolito marcó y poco a poco va mejorando; Sarabia, irregular, sigue siendo trascendente en sus actuaciones, esta vez con asistencia; y el doble pivote, precisamente en un día tan poco brillante, parece que sigue siendo la fórmula más fiable para sostener a este Sevilla. 
El Celta perdonó en la segunda mitad al Sevilla, que le regaló hasta cuatro ocasiones claras; aunque también perdonó en la primera mitad el Mudo Vázquez, que él solito falló otras cuatro ocasiones claras
El duelo era interesante desde el punto de vista táctico, era interesante ver cómo dos equipos parecidos, con querencia por la posesión, aunque no tanto por el ritmo, intentaban desbordar al contrario. El Sevilla planteó primero su plan, aunque de resultado irregular. Salió a por el partido, presionando arriba e intentando dificultar la salida de la pelota del Celta. Lo logró por momentos, aunque de forma breve. Los primeros 10 minutos fueron buenos del equipo nervionense, robando, jugando y rematando, aunque no encontró el gol porque Mudo Vázquez tuvo su punto de mira desviado. Más que desviado, destrozado. Falló el argentino hasta cuatro goles cantados, de todos los colores, mano a mano, volea, colocada, rasa... No hubo manera. No dio una.
El caso es que esos 10 minutos, decentes y con ocasiones, los hundió a las primeras de cambio David Soria. Y realmente fue responsabilidad más de David Soria que de Máxi Gómez, a pesar de su remate, y que de Geis, que cubrió al delantero a dos metros. La nefasta colocación del meta convirtió un remate correcto en el gol vigués, y ahí le entraron las dudas al Sevilla de Berizzo y ahí entró más en acción el Celta de Unzué.
El exportero sevillista encontró la forma de hacer daño al rival. Dispuso a sus atacantes muy emparejados a la defensa sevillista, a la muy frágil defensa sevillista. Maxi y Aspas se metían por dentro y empujaban a los dos centrales, Geis y Lenglet, y los laterales no anduvieron finos a la hora de entender las maniobras de los atacantes celtistas. Ni Corchia, que marcaba con la mirada, ni Escudero, algo despistado, ayudaron lo debido, y eso provocó que el Celta, saliendo con la pelota, encontrara espacios para controlar, correr y avanzar entre la defensa y el lento repliegue de los locales. Ahí tuvo de nuevo Maxi la ocasión de aumentar las diferencias en el marcador.
Por suerte para el Sevilla, ese remate del uruguayo no entró, y por suerte también tuvo el asistente del colegiado buena vista al ver la pícara mano de Sisto y anularle un gol. El equipo sevillista se repuso y en el tramo final de la primera parte se volvió a hacer con el partido, volvió a ejercer presión y volvió a hacerse dueño de la posesión, y a partir de ahí de nuevo generar ocasiones. Tuvo tiempo Vázquez para fallar alguna que otra y Muriel para reivindicarse con un remate de cabeza en falta botada por Geis. Hasta pudo remontar más tarde con alguna que otra ocasión.
La segunda mitad fue casi toda para el Celta, y al Sevilla le faltó afinar al contragolpe para asestar un golpe definitivo a su rival, aunque se puede dar con un canto en los dientes visto lo fallado por el equipo vigués
Tampoco tuvo que esperar demasiado a consumar esa mejora, porque apenas arrancó la segunda mitad Sarabia se encontró por primera vez en el partido en posición de uno contra uno y vaya si lo aprovechó. Se marchó de Jonny y puso un balón al segundo palo que aprovechó inteligentemente Nolito, inteligente al ganarse el espacio engañando a Mallo e inteligente en el remate al contrapié de Rubén.
Con el marcador a favor del Sevilla, el Celta se fue arriba y asumió el mando del encuentro. De hecho, durante la segunda parte llevó el mando del partido y lo normal, visto lo visto, habría sido que empatara en alguna de las clamorosas ocasiones de las que disfrutó, ya fuera de Maxi, Wass, Hernández, Mallo... Pero no logró igualar el encuentro y dio tiempo al equipo de Berizzo a reaccionar incluso, al menos a contemporizar el ímpetu vigués, sacando a Banega al campo y ajustando algunas piezas en el centro del campo para discutir el control del choque, aunque con un enorme hándicap en la defensa, ya fuera por las defectuosas marcas de Geis, el mal ajuste con Corchia o las malas lecturas de la incorporación de la segunda línea del Celta.
Aún así, el Sevilla sobrevivió a sí mismo. Sacó una victoria importante que permite seguir en buena situación en la tabla, no ideal pero buena, y aporta estabilidad. Nervión siempre es un remanso de tranquilidad para el Sevilla, y más cuando se encara otro tramo definitivo de la temporada con una parada vital en la Liga de Campeones, de nuevo en Nervión. Eso sí, parece improbable que el Liverpool perdone tanto como el Celta...
 

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