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Un feo trámite con una bonita ilusión

Munir intenta rematar en la primera mitad.

El partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey tuvo poco interés en líneas generales. El Sevilla, que traía el trabajo hecho de San Mamés, se tomó el partido como trámite, y el Athletic casi que también, hasta que marcó su gol y creyó, solo entonces, que podía hacer algo más en esta eliminatoria. Acabó el encuentro con la derrota pero con la clasificación para cuartos de final. En realidad, para el Sevilla, el interés lo concentraron Munir, que debutó como titular, y el canterano Bryan, que dio unos buenos minutos. El exjugador el Barcelona puso ganas, interés, pero poco acierto y poca gasolina, pues se le nota falto de ritmo. El canterano ilusionó con sus regates, sus conducciones y sus movimientos. Hacía tiempo que una aparición de un chaval de la casa ilusionaba tanto. Y sus primeras demostraciones aumentan esas dosis de ilusión.

Fue lo mejor de la noche en sevillista, pues el partido y la eliminatoria dieron poco de sí en esta segunda parte. Eso sí, Roque Mesa se marchó lesionado y los jugadores que puso en liza Machín no dieron el mejor nivel. También es verdad que el partido transmitía todo menos tensión.

El partido no dio demasiado de sí. El Sevilla traía una renta tan cómoda de Bilbao que pareció suficiente tanto para el mismo Sevilla, lógico, pero incluso para el Athletic, al que no se le vio demasiado ambicioso en Nervión. No dio casi nunca la sensación de creer en la remontada.

La primera parte fue casi nula. Daba la sensación de que los dos equipos habían firmado un armisticio, un pacto de no agresión. Alguna que otra ocasión hubo, pero fútbol, poco, muy poco. Tuvo que ver que Machín dispuso un equipo con pocos habituales y que el partido aparentaba poca exigencia. De hecho Machín cambió de los cinco de atrás, a cuatro con respecto al partido del domingo. Solo repitió Gnagon. Además, el soriano confirmó que Arana puede tener pie y medio fuera del Sevilla, porque para él el repuesto de Escudero es ya Quincy Promes, que llegó por casualidad al carril derecho y ahora encuentra ubicación en el izquierdo. Luego, lo más atractivo fue la elección de Munir en el once titular. Puso muchas ganas el marroquí, pero poco acierto. Tendrá que ir poco a poco a meterse en la dinámica del equipo y a coger ritmo, porque la inactividad también parece pasarle factura, sobre todo por esa falta de chispa, de reacción, de velocidad.

El partido anduvo lánguido, aburrido, casi parecía un amistoso, hasta que intervinieron dos factores. Primero, la entrada al campo de Bryan Gil, que por parte sevillista agitó algo el encuentro. Sus regates, escaramuzas y su descaro alegraron algo el triste partido nervionense. Ilusión es lo que despierta el joven jugador (17 años) de Barbate.

El segundo hecho que agitó el encuentro fue el buen tanto que logró Guruzeta, con un cuarto de hora por delante, un buen gol de cabeza que inquieto más a la  afición que al equipo. La renta seguía siendo suficiente y aunque el Athletic tuvo más acercamientos, no hubo amago de desastre.

El partido acabó y la eliminatoria cayó por donde se prevía, del lado del Sevilla, que de nuevo llega a cuartos de final de la Copa del Rey, uno de sus torneos del siglo XXI.

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