2-1: De Jong, m. 33.
3-2: Diego Carlos, 74.
2-2: Godín, m.35.
Aún no lo han visto todo
Cuando el sevillismo salió del Philips Stadium de Eindhoven pensaba que ya lo había visto todo. Luego llegaron Glasgow y Madrid. Y Barcelona, y Turín, y Varsovia, y Basilea. Y otra vez Madrid y de nuevo Madrid, salpicado de una bonita relación de supercopas en Mónaco (x2), Cardiff, Trondheim, Tiflis o Tánger -y otras a doble partido-. Y ahora, quién podía creer que ya lo había visto todo, tendrá que seguir viviendo nuevas y emocionantes experiencias, pero esta vez sentándose en el sofá de su casa para ver a su Sevilla FC pelear de tú a tú por un título con un gigante de Europa.
Sin embargo, si sus muchachos le traen la sexta, presumirá de Colonia como si se hubiera tomado doscientas kölsch biere a orillas del Rín y se hubiera metido entre pecho y espalda un codillo en Führ. Todo ello con camisetas, bufandas y banderas sevillistas, llenando las tradicionales brauereien germanas de palmas por sevillanas, y haciendo de la Domplatte, la plaza donde se levanta la impresionante Catedral, un pequeño Nervión en plena ebullición de previa.
Saben tanto de finales los sevillistas que son capaces de imaginarse allí este viernes. Habrá quien eche de menos haber dado bandazos por los aeropuertos de media Europa y dormido en las peores condiciones. Les resultará demasiado fácil abrirse una cerveza de la nevera y sentarse en su salón para hacer de ese lugar tan cotidiano un Rhein Energie Stadion particular. Pero da igual. Este viernes, la fiel hinchada de Nervión estará un poquitín más cerca de ese objetivo imposible que es haberlo visto todo.
Por primera vez en sus 130 años de historia, el Sevilla Fútbol Club se plantará en una final en un campo prácticamente desierto. El coronavirus manda demasiado y eso es lo que hay en estos malditos tiempos que corren, y por eso esta final se juega en Alemania y no en Polonia como estaba previsto. Por eso en pleno mes de agosto, con medio mundo futbolístico preparando la 2020/21, los de Julen Lopetegui están aún a un partido de cerrar una de las mejores temporadas de su historia. ¿Quién lo iba a decir hace 14 meses cuando el de Asteasu llegaba al banquillo sevillista entre las críticas? ¿Quién lo iba a decir cuando Monchi decidió revolucionar a un equipo al que se le iba escapando el ADN sevillista poco a poco? Pues sólo los que se acordaron de otro guipuzcoano como Unai Emery y otra revolución como la de 2013.
Dicen que las finales no se juegan, se ganan. Es un mensaje motivador, pero también hay que tener en cuenta que para tocar plata hay 90 minutos –mínimo- en los que toca jugar al fútbol. Y eso los de Lopetegui lo están bordando en los últimos tiempos. Como antes preocuparon otros grandes del balompié mundial, a la parroquia de Nervión le abre las carnes pensar en la dupla Lautaro Martínez-Romelu Lukaku. No es para menos. El Inter es un equipazo lleno de estrellas, un gran histórico que ha firmado una buena temporada después de demasiado tiempo lejos de los puestos que por historia le pertenecen en Italia. Una escuadra con la firma de Antonio Conte, un entrenador top. Uno de los cuatro prestigiosos perseguidores del Sevilla en el palmarés de la Europa League, junto a Liverpool, Juventus y Atlético de Madrid.
Pero enfrente está el Sevilla y en una finalísima de su competición. Casi nada. El Sevilla del milagroso Bono; del legendario Jesús Navas; del tan alocado como desequilibrante Reguilón; del impresionante –y caro- trío de seguridad que conforman Koundé, Diego Carlos y Fernando; del aplomo de Jordán; del ya añorado Banega; de la competitividad máxima de Ocampos; de la lección de calidad de cada día de Suso; de la pelea –un poco con los defensas y un poco con el gol- de En-Nesyri y De Jong; del descaro de Munir; de la lección de compañerismo de Vaclik; de esa maravillosa parsimonia del Mudo; de la sonrisa de Óliver; del ya emblemático Gudelj; del liderazgo de Escudero; del ejemplo de Sergi Gómez; de la alegría de ese grupo de canteranos que están viviendo el sueño en primera persona; y de la aportación de los que se fueron quedando por el camino pero que también levantarán la copa virtualmente junto a Navas si este viernes hay gloria.
El Sevilla de don Julen Lopetegui Agote Aranguren Arteaga Eizmendi Kalparsoro Usabiaga Ugartemendía y don Ramón Rodríguez Verdejo ‘Monchi’. Con estos dos queda mucho por ver.
El Sevilla de don Julen Lopetegui Agote Aranguren Arteaga Eizmendi Kalparsoro Usabiaga Ugartemendía y don Ramón Rodríguez Verdejo ‘Monchi’. Con estos dos seguro que quedan muchas cosas más por ver.
La Esperanza de Triana estará hoy en Colonia para ayudar a conseguir la sexta y traerla para Sevilla. Hoy seremos en centro del universo. Gracias Sevilla.