La Giralda de nuestra ciudad...
El Sevilla FC ha ganado. No la Supercopa de Europa, que se le escapa por quinta vez y que viajará a Alemania para ocupar un rincón de una sala de trofeos que debe ser como la Catedral de grande, la del Bayern de Múnich, pero sí otras muchas cosas.
Al sevillismo no le gustan nada estas cosas de los títulos morales ni la condescendencia, algo normal cuando están ya acostumbrados a ver a los suyos levantando plata de vez en cuando, pero este jueves, en Budapest, Julen Lopetegui y los suyos han vuelto a demostrar que todas las virtudes que le hicieron firmar una temporada de ensueño hace poco más de un mes siguen vivas, por lo que toca seguir soñando como se soñó durante tantos minutos en ganar el título… y también sus peores defectos.
Como cordero al matadero mandaban muchos al Sevilla a Hungría, a medirse con una máquina compuesta por la mejor ingeniería alemana. Fiable, contundente y atractiva, pero fueron corderos sólo porque vestían de blanco, siendo capaces de plantarle cara, a su manera y sufriendo, como no, al equipo que enamora al mundo, digno sucesor de los mejores de la historia en Europa que ha acabado ganando absolutamente todos los torneos que ha disputado en 2020.
Pero si algo ha ganado el Sevilla este jueves en Budapest ha sido al sevillismo. Siempre ha estado ahí, nunca va a dejar de estar. Sólo 500 se fueron a Centroeuropa a apoyar a los suyos –ay, si se hubiera mantenido el partido en Oporto-, casi siete meses después de que estuvieran en el Sánchez-Pizjuán como un domingo más en el partido ante Osasuna. Aquel día, por cierto, En-Nesyri salvó in extremis a un Julen Lopetegui que por entonces estaba discutido, y este jueves estuvo a punto de darle su segundo título, pero…
Además, las Supercopas son esos campeonatos en los que todos ganan. Esa final en la que te das cuenta que te has metido mientras estás descorchando el cava. Como dijo aquel, todos los equipos del mundo firmarían perder la Supercopa de Europa todos los años.
La decepción cuando se pierde así se mezcla con el orgullo, como sucedió en Tiflis o Trondheim -tercera Supercopa consecutiva perdida en la prórroga-, pero el Sevilla también ha ganado. Ha ganado a los suyos. A los que han puesto millones de pelos como escarpias cuando comenzó a sonar aquello de… “La Giralda de nuestra ciudad...”.
Juasjuasjua
A Masterclass. Ponte la inyección de la rabia muchacho. Llevas mucho tiempo tragándose la ira de la envidia por ver qué tú equipo no es ni será capaz de darte las satisfacciones que da el Sevilla FC a su afición. Ponte de pié cuando hables del mejor equipo de la ciudad de Sevilla y de Andalucía
a llorar a la lloreria beticucho
Muy orgulloso de este equipo
Tengo un montón de matemáticos, estadísticos, astrólogos y un mafioso que mete dinerito en un sobrecito y ze lo da al árbitro, os puedo enseñar los whassapp si el presi me autoriza...aunque esto no siempre funciona como ya habéis visto. El tramposo de nuestra ciudad....