35 años de Navas, plena adolescencia

Emblema del sevillismo que da nombre al estadio de la ciudad deportiva; el mejor ‘producto’ salido de la Carretera de Utrera; incansable luchador; el que suma más partidos con la camiseta sevillista; ¿el mejor jugador de la historia del Sevilla FC?... Jesús Navas ha cumplido este sábado 35 años -he escrito 35, sí-, y lo ha hecho celebrándolo en su jardín, donde más le gusta, corriendo por la banda de Fondo en la primera parte y por la de Preferencia en la segunda. Colgando balones, driblando al rival, y si éste se pone delante, pues dribla otra vez.

Adolescencia eterna la del palaciego, que pese a las dudas de los incrédulos que no creen en Jesús, que necesitan meter la mano en la herida como Santo Tomás, estaba de inicio con el brazalete puesto, sorteando los campos, y dándole siempre a la pelota hacia adelante. Quien hace dos semanas tuvo que retirarse del partido ante el CA Osasuna porque, literalmente, no podía más, tuvo que quedarse en Sevilla sin ir a la selección, y 14 días son una eternidad para que Navas se recupere de cualquier cosa.

Adolescencia eterna la del palaciego, que pese a las dudas de los incrédulos que no creen en Jesús, que necesitan meter la mano en la herida como Santo Tomás, estaba de inicio con el brazalete puesto, sorteando los campos, y dándole siempre a la pelota hacia adelante.

Media hora duró Marcos Acuña, con seis años menos. No es que el argentino sea frágil muscularmente, es que aguantar el ritmo del gran capitán es toda una proeza para cualquier futbolista y casi para cualquier ser humano.

Navas cuajó un buen encuentro, algo más que correcto, y es que no necesita su mejor versión para ser clave. Es el general que se pone al frente de su batallón, callado pero confiado, casi invisible pero fundamental. Y cuando la guerra se iba perdiendo, cuando el árbitro se llevaba el silbato a la boca para pitar el descanso y hacer que los soldados volvieran a la base cabizbajos y con la moral por los suelos, lanzó un balón al lugar exacto para que En-Nesyri, artillero de cabecera, diera el golpe con el que empezó a morir el rival.

El capitán no juega el martes por sanción. Un partido en 20 días parece suficiente para que Jesús Navas juegue hasta que acabe la década. ¡Qué 35 años tan bien cumplidos, chaval!