Cuenta atrás para el regreso de Emery a Nervión
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Hace ya 1.691 días desde el 8 de mayo de 2016, y el próximo martes se habrán cumplido 1.696 en total. Ese es el tiempo que hace que Unai Emery, uno de los mejores entrenadores de la historia del Sevilla FC, no pisa el Ramón Sánchez-Pizjuán. Cuando pase la Navidad, el próximo 29 de diciembre, su Villarreal CF visitará Nervión, en un duelo importantísimo entre dos de los máximos aspirantes a ocupar el cuarto puesto cuando acabe LaLiga Santander.
La trayectoria de Unai Emery en el Sevilla es indiscutible. 205 partidos dirigidos, 106 victorias, 43 empates y 56 derrotas, lo que arroja un porcentaje del 52% de triunfos y de una imbatibilidad del 73%. Pero, sobre todo, quedan los tres títulos consecutivos de la UEFA Europa League que consiguió entre 2014 y 2016, con las finales de Turín -ante el Benfica-, Varsovia -ante el Dnipro- y Basilea -ante el Liverpool-, en el recuerdo.
El de Fuenterrabía llegó a Nervión el 14 de enero de 2013, sustituyendo a Míchel. No fue capaz de enderezar el rumbo del equipo en LaLiga, acabando noveno y entrando en la Europa League debido a las sanciones de los equipos que le antecedían. Pese a ello, a Monchi le enamoró su manera de trabajar y continuó tres temporadas más, consiguiendo tres títulos, un subcampeonato de la Copa del Rey, dos quintos puestos y un séptimo.
Tras el Sevilla se marchó seducido por el proyecto millonario del PSG francés, consiguiendo una Ligue 1, dos Supercopas de Francia, dos Copas de Francia y dos Copas de la Liga. En 2018 fichó por el Arsenal, al que hizo subcampeón de la Europa League, siendo destituido en noviembre de 2019.
Este ejercicio ha cogido las riendas del Villarreal, sustituyendo a un Javi Calleja que consiguió llevarle a Europa con un espectacular arreón final. Dirigiendo al equipo amarillo volverá al Sánchez-Pizjuán más de cuatro años después. Aquel 8 de mayo de 2016, con dos finales en lontananza, el Sevilla y Emery perdieron 1-4 ante el Granada en un partido en el que ya no se jugaban prácticamente nada.
No habrá sevillismo que le aplauda al considerarle uno de los entrenadores clave de su historia, pero sí muchos recuerdos. Y cuando pite el árbitro, máxima rivalidad. Esta vez sólo podrá perder uno de los dos.