Dos hombres y un desatino... y un destino

Dos acciones de enorme brillantez, de esas decisivas, de esas trascendentes, de esas que suman puntos importantes al final de la temporada dieron un triunfo al Sevilla de enorme peso. Como todos, sí, pero con peso específico, porque cerrando la primera vuelta virtual el conjunto de Lopetegui ya asalta las posiciones de Liga de Campeones y con un partido menos aún. Suso y Bono, Bono y Suso, fueron los dos nombres del partido. Los dos, acompañados con un gol de En-Nesyri, uno más, llevaron a su equipo hacia la victoria, hacia una gran victoria de hecho, porque permite al equipo de Lopetegui reaccionar una vez más tras la derrota en el Metropoliano ante el Atlético.

Suso se sacó de la chistera un golazo para enmarcar, seguro de lo mejor de la jornada. Y luego Bono, en el minuto 89, volvió a salvar a su equipo. El meta marroquí ya acumula muchos puntos salvados a sus espaldas, y además parando penaltis. Lo hizo en el derbi y lo hizo en Mendizorroza, con una parada a Joselu que, insistimos, permite al Sevilla lograr tres puntos de enorme peso, que lo encaloman ya a falta del partido del Villarreal a los cuatro primeros puestos de la tabla.

El partido fue de esos partidos del Sevilla que suelen estar en el alambre. Y tanto que lo estuvo que si no es por Bono hasta se cae. Pero fue un tanto raro, porque el gol tempranero de En-Nesyri, a asistencia de Navas, qué buena noticia que el palaciego ofreciera un mejor tono en Vitoria, parecía encarrilar el partido, parecía que dotaba al equipo de calma y tranquilidad para poner en marcha un plan que dejara a las claras su superioridad, que la había. Y en realidad así discurría el encuentro, por un dominio de un Sevilla ante un Alavés aminorado, menguado. Y en esas que un error de juveniles, a lo peor, de benjamines, apareció en la defensa para igualar el encuentro en todos los sentidos. La ausencia de Diego Carlos es grave para este equipo, quizás por eso lo había jugado todo. Y en el juego aéreo el conjunto hispalense sufrió en el juego aéreo lo indecible, tanto que los cambios de la segunda mitad vinieron por eso. El caso es que un saque de banda, sí, un saque de banda, tras un bote en el área, se convirtió en asistencia para que Edgar cabeceara. Que Sergi Gómez esperara la pelota y la dejara botar en lugar de atacarla es un vídeo para poner en las escuelas de fútbol de niños, para que sepan qué no hacer en esas circunstancias.

Empate en un saque de banda

El caso es que el gol animó a los vascos hasta el punto de subirse a las barbas sevillistas y competirle en ánimo y hasta en juego. Eso sí, el peligro solo casi por arriba.

En estas estaba el partido cuando Suso destapó el tarro de las esencias. Trallazo, golazo a la escuadra cuando su equipo peor lo pasaba, y de nuevo recuperaba la ventaja en marcador y hasta en juego el equipo andaluz.

Para la segunda mitad el Sevilla se reajustó y a través sobre todo de un gran Suso, de un gran Koundé sorprendiendo en conducción en las salidas y un centro del campo bastante sobrio con Fernando destacando (cubría las subidas del francés) lo cierto es que el equipo hispalense creció y empezó a controlar el partido. Una vez más, eso sí, le faltó al Sevilla más arrojo para lograr el tercero, hasta el punto de que Lopetegui empezó a pensar pasado el primer cuarto de hora tras la reanudación más en amarrar el 1-2 que en el -13. Sacó a De Jong pensando en el juego aéreo, sacó a Ocampos, lesionado por una entrada que debió ser de roja, y luego a Gudelj. El partido en realidad no parecía decantado para el empate, pero cada balón al área, cada córner, era un peligro, y el Sevilla, que gozó de una buena ocasión solo de Suso, empezó a recular.

En una de esas jugadas a balón parado llegó el penalti de Koundé, uno de esos penaltis por manos de nuevo cuño. Pero Bono, una vez más, estuvo ahí para salvar a su equipo.

El meta se sacó de la chistera una nueva parada para poner una rúbrica a una victoria en la que brillará Suso por su golazo y porque se está convirtiendo en ese futbolista que desatasca a su equipo. Nuevamente acabó jugando por el centro con Navas de carrilero y Koundé sorprendiendo. Recursos y recursos, como los de Suso y Bono, que arreglaron un desatino y colocan al Sevilla donde marca su destino, en la Liga de Campeones.