Lo que esconde el 'sieso' de Lopetegui

Descifrar la mente de Julen Lopetegui es una ardua tarea para quienes pululamos alrededor del Sevilla FC. El técnico está bunkerizado desde su llegada a Sevilla, seguramente por el rejón mediático que aún le duele por su episodio con la Selección y el Real Madrid. No desvela absolutamente nada de su interior en las conferencias de prensa, convertidas ya en un trámite insoportable ante el escudo protector con el que se planta el vasco ante el micrófono. Pero hay cosas que incluso los malvados periodistas logramos adivinar en su mirada y transmitir a su afición.

Lopetegui se quedó con varias espinas clavadas el pasado curso. Por supuesto que no emborronan la fabulosa temporada 2019-20, faltaría más. Pero sirven de motivación en la búsqueda de nuevos retos. Y Lopetegui, además de buen entrenador, es un gran motivador de puertas para adentro. Una de esas espinas se la sacó este sábado en Ipurua. Fue la de Eibar quizás la derrota más dolorosa de las poquísimas que tuvo el Sevilla FC en LaLiga Santander pasada. Dejó ir un 0-2 de forma infantil en el tramo final de un choque aparentemente controlado.

¿De qué hubieran servido tres puntos más si finalmente se metió con holgura en la Champions? Para quedar tercero. Cuentan por Nervión que la obsesión de Lopetegui por mejorar todo es casi enfermiza. Lleva a rajatabla el partido a partido que en tiempos modernos popularizó Joaquín Caparrós y ha llevado al extremo Simeone. Buena receta. Aquella espina, agravada por el reciente 0-1 en el Sánchez-Pizjuán, se la ha sacado ya. También se puso 0-2 pero dio su Sevilla una lección de cómo afrontar la última media hora con inteligencia.

Pero la espina que más le duele a Lopetegui es la que podría sacarse este martes. Si la de Ipurua fue la derrota más dolorosa de la pasada Liga, la de Miranda de Ebro fue la más dura seguramente de la temporada. Caer en la Copa frente a un equipo de LaLiga SmartBank supuso el único punto negro en el análisis global de la campaña del Sevilla FC. El destino ha querido que se le ponga por delante de nuevo un equipo de dicha categoría en el camino a la semifinal. Son palabras mayores. Es un partido importantísimo el del Almería.

La Copa se ha puesto juguetona para un Sevilla FC que ha adquirido velocidad de crucero y que huele la sangre como depredador de éxito que es. Y no sólo el club. También Lopetegui, quien a buen seguro pensó en el camino de vuelta de Eibar a Sevilla en la cita del martes más que en las jugadas del sábado. Habrá en el once inicial presencia de jugadores menos habituales, por supuesto. No puede ser de otra manera ante este calendario agotador que revienta futbolistas. Pero eso no debe significar que rote la mentalidad ganadora. Y esta pasa por salir en Almería como si el sorteo hubiera puesto delante al Barcelona. Los ojos de Lopetegui dicen más que sus labios.