La sevillanía de Erik Lamela
Erik Lamela ha caído de pie en el Sevilla FC. "Han venido aquí colegas tuyos que han dado su mejor versión. Eso esperamos de ti", le decía José Castro al futbolista nada más pisar por primera vez el Sánchez-Pizjuán. Un discurso exigente que cala al máximo en los jugadores, implicados desde el principio. En el diccionario nervionense solo cabe el triunfo y eso es lo que se intenta inculcar a todo el que llega. Lo comprobó de primera mano el argentino, que firmó un doblete en sus primeros minutos con la elástica sevillista.
Precisamente Lamela no pudo agradecer mejor la confianza del entrenador. A los diez minutos de la reanudación ante el Rayo logró el 2-0, eso sí con la colaboración del rayista Alejandro Catena, en el que rebotó el balón para cambiarle la trayectoria y despistar a Dimitrievski.
El segundo gol sevillista fue ya mucho peso en las espaldas del equipo visitante, fatigado por el desgaste físico de jugar con uno menos y además por el calor que se padecía sobre el césped del estadio de Nervión, con lo que llegó el segundo de Lamela tras una contra en la que En-Nesyri le cedió el balón, un 3-0 con la que el partido quedó finiquitado. En apenas un par de semanas se ha adaptado a las mil maravillas. Al equipo y a la ciudad. Así se refleja ya hasta en sus gustos, con jamón...