La mano calcada a la de Ocampos que no le pitaron al Real Madrid

La disparidad del criterio arbitral en LaLiga sigue dando que hablar. La intensidad fue uno de los argumentos principales del duelo que cerró la noche del sábado, entre Real Madrid y Real Sociedad. Una cita que tuvo una polémica mano de Casemiro dentro del área que Gil Manzano no señaló como pena máxima. Una decisión muy contraria a la que se tomó con Lucas Ocampos en el Sevilla-Alavés, por una jugada prácticamente calcada.

En el primer cuarto de hora de partido Januzaj botó de forma errónea una falta que terminó con un despeje de la zaga blanca. Fue en esa segunda jugada, tras varios rebotes, cuando el balón tocó en la mano de Casemiro en un movimiento que pudo ser interpretado como natural. Gil Manzano no señaló nada punible pero los aficionados sevillistas recordaron la acción de Ocampos de una semana antes.

Hasta el excolegiado Iturralde González opinó que para él era pena máxima: "Ha sido penalti. El balón viene muy arriba y Casemiro, con la mano, le acaba pegando al balón. El VAR no entró porque considerará que es una acción normal del juego", dijo en la Cadena Ser.

Una semana antes, la primera mitad entre el Sevilla FC y el Alavés terminó con polémico penalti a favor del cuadro vasco justo antes del descanso. Una acción en al que el colegiado Muñiz Ruiz entendió que Lucas Ocampos tocaba un balón con la mano en el área cuando formaba parte de la barrera en una falta lanzada por Toni Moya.

Inicialmente Muñiz Ruiz no señaló el punto de penalti aunque fue avisado desde el VAR, en el que González González está al cargo. El árbitro principal incluso revisó la jugada en el monitor antes de tomar la decisión final. Decretó penalti que posteriormente transformó Joselu. Ocampos hacía gestos, sin embargo, de que la pelota la había golpeado en la cabeza.

Más allá del agravio que generó esa decisión, lo más reseñable de la polémica es que la falta podría no haberse lanzado siquiera. El sevillismo entendía que la falta previa de Koundé era inexistente, ya que tocó el balón en primera instancia y sacó limpia la pelota, pese a que al final terminara arrastrando con su pierna al rival. Aunque la mano de Ocampos fuese punible, el plantel entendía que nunca debió señalarse libre directo y por tanto se habría llegado al descanso en igualdad de condiciones.