El Sevilla recupera el pulso... aunque casi lo pierde

Casi no importaba cómo, lo importante era el qué. Y el Sevilla lo logró. Logró ganar fuera de casa, logró sumar tres puntos vitales en esta pelea recrudecida por la Liga de Campeones. Y es justo decir que basó su triunfo en una buena primera parte, como ante el Real Madrid. Por ahí vinieron la mayoría de las virtudes. Los agobios y las apreturas del marcador vinieron por errores propios, sí, sobre todo la falta de convicción para matar el partido, pero también por ajenos. Los dos penaltis en contra, el primero directamente ilegal por fuera de juego, el segundo muy, pero muy riguroso, mantuvieron al Levante con vida. El caso es que en un final de nuevo de infarto, parece imposible que el Sevilla gane un partido sin sufrimiento, aguantó el equipo hispalense, y sumó los tres puntos, puntos que lo colocan a falta de cinco partidos en una posición inmejorable para amarrar su plaza en la Liga de Campeones.

La versión del Sevilla que apareció en el Ciutat fue bastante seria, pese al impetuoso inicio del equipo valenciano. Una vez pasaron esos primeros minutos de animosidad y fogueo local, el conjunto de Lopetegui se hizo con la pelota y con el encuentro a través del triángulo Papu-Acuña-Tecatito para la posesión, y con la pareja Ocampos-Navas para la profundidad. Por la izquierda el Sevilla combinaba, por la derecha penetraba. Esa fórmula dio buen resultado porque las ejecuciones además fueron buenas, y pronto encontró el gol el equipo hispalense uniendo esas dos virtudes de izquierda a derecha, de derecha a izquierda. Tecatito firmó doblete y Ocampos también dos asistencias que permitieron que el Sevilla se fuera al descanso con ventaja. Que fue más exigua de lo debido, de nuevo, por una interpretación sui generis del VAR y del colegiado, Díaz de Mera. Ambos vieron la mano de Diego Carlos, que lo fue, pero no la posición claramente ilegal de Radoja, que está en un doble fuera de juego, en el primer remate de la jugada desde la frontal y de nuevo en el rechace de Postigo junto a Diego Carlos, sobre el que salta el croata influyendo claramente en la acción y en la dirección de la pelota. Pero no, el VAR de la Federación no lo vio, no lo interpretó así, y Morales marcó de penalti. Suerte y acierto del Sevilla que el segundo del Tecatito, desenvolviéndose en el área chica como pez en el agua, fue casi inmediato al empate.

Más allá de esas acciones estuvo el conjunto de Julen serio y estuvo En-Nesyri, delantero titular, activo, más en defensa casi que en ataque. Pero cabe recordar que dos robos suyos son el inicio de los dos goles del Sevilla en esa primera mitad.

Otra segunda parte casi tirada a la basura

La segunda parte, sin embargo, no mantuvo el rictus de la primera en clave nervionense. El Levante, como no podía ser de otra forma, se fue más arriba, apretó, metió más intensidad al partido y más efectivos en campo contrario. No es que sufriera demasiado Bono, pero sí que el equipo granota vivió más tiempo cerca del área sevillista. Por contra, no estuvo acertado el Sevilla a la hora de sacar la pelota para montar rápidas contras. Recordó el encuentro en ese aspecto a fases de la segunda mitad ante el Real Madrid. Rakitic no daba una a derechas, Acuña no aguantaba la pelota, y el Levante las robaba y las robaba.

Para terminar de rematar el agobio, llegó además otro penalti, penaltito o directamente nada. De nuevo estuvo sensible el árbitro en un toque de Acuña a Dani Gómez, insuficiente para derribarle, suficiente para que el árbitro viera pena máxima. Pero Morales falló, perdonó, y dejó la ventaja al Sevilla.

Además, Ocampos, esta vez sí, fue dando cierta salida a su equipo al espacio y poco a poco, jugando más en largo, tomó aire el equipo hispalense, que a través de un par de llegadas despertó y se acercó al área contraria, hasta el punto de exigir a Cárdenas con ocasiones de Ocampos y Rafa Mir, uno de los elementos que utilizó Lopetegui para intentar refrescar el equipo.

A medida que avanzaron los minutos, y a balón parado, ahí sí que estuvo Rakitic brillante, el Sevilla de nuevo retomó el control del encuentro e incluso pudo marcar el gol de la tranquilidad, aunque finalmente no fue tanto de calma como decisivo, porque con el 1-3 de Koundé, si ya parecía el partido rematado, se volvió a complicar la vida el equipo hispalense concediendo una contra para que el Levante se acercara en el marcador.

No hubo mucho más, salvo alguna ocasión del Sevilla a la contra y alguna indefinida del Levante. El Sevilla vuelve a ganar en este 2022 fuera de casa y logra una victoria cuando más lo necesitaba para reafirmar su posición de Liga de Campeones. Da un paso de gigante para hacerlo al final del campeonato.